En la actualidad, los dispositivos edge, que incluyen routers, firewalls y VPNs, se han convertido en un blanco atractivo para los ciberdelincuentes. Lo que anteriormente era una estrategia utilizada principalmente por actores estatales para infiltrarse en redes de manera encubierta, ha evolucionado y ahora es un terreno fértil para grupos criminales que buscan obtener beneficios económicos. En un entorno donde la conectividad es esencial para las operaciones empresariales, estos dispositivos, a menudo subestimados, representan una puerta de entrada crítica y frecuentemente desprotegida. Su atractivo radica en que suelen tener menos controles de seguridad en comparación con otras áreas del sistema, lo que los convierte en un objetivo ideal para ataques dirigidos.
### Vulnerabilidades en Dispositivos Edge
La situación se complica aún más debido a la dificultad de aplicar parches o actualizaciones en estos dispositivos sin interrumpir los servicios visibles. Esta complejidad a menudo retrasa el mantenimiento necesario, lo que los convierte en un blanco preferido para los ciberdelincuentes. En el último año, se ha observado un aumento notable en la explotación de vulnerabilidades en dispositivos edge. Casos como los de Ivanti Connect Secure y PAN-OS GlobalProtect han revelado fallos que permiten la ejecución remota de código y la evasión de autenticación multifactor. Estos fallos han sido aprovechados tanto por grupos de ransomware como por actores estatales, lo que plantea un dilema crítico para las empresas: parchear implica riesgo operativo, pero no hacerlo significa una exposición directa a ataques.
Grupos como Magnet Goblin, detectado en 2024, se especializan en explotar vulnerabilidades recién publicadas en dispositivos edge ampliamente utilizados, como los VPN de Ivanti. Este grupo utiliza herramientas como NerbianRAT, un troyano de acceso remoto multiplataforma, para infiltrarse en redes y desplegar malware personalizado. La capacidad de estos grupos para actuar rápidamente tras la publicación de una vulnerabilidad indica un cambio de estrategia entre los ciberdelincuentes, quienes ahora se centran en componentes críticos de infraestructura.
Los Operational Relay Boxes (ORBs) son un ejemplo de cómo los dispositivos edge pueden ser utilizados de manera maliciosa. Estos dispositivos comprometidos son reutilizados como infraestructuras de anonimato y comunicación por los atacantes. Actuando como puentes entre redes de tecnología operativa (OT) y entornos de TI, los ORBs desempeñan un papel crucial en la automatización industrial. Sin embargo, también representan puntos de control críticos: un ORB comprometido puede ser utilizado para moverse lateralmente por la red, exfiltrar información sensible o incluso sabotear procesos.
### Estrategias de Ataque y Prevención
La sofisticación de los ataques ha aumentado, y no se limita al crimen organizado. Grupos patrocinados por Estados continúan operando con un alto nivel de sofisticación. Por ejemplo, la campaña ArcaneDoor, dirigida a dispositivos Cisco ASA, permitió a sus atacantes infiltrarse en redes gubernamentales e industriales con fines de espionaje prolongado. De manera similar, Pacific Rim, atribuida a actores chinos, explotó fallos en firewalls Sophos para crear redes ORB encubiertas que mantenían canales de comando y control (C2) indetectables durante largos periodos. Técnicas como el uso de rootkits y actualizaciones falsas les permitieron conservar el acceso sin levantar alertas.
Por otro lado, las amenazas más tradicionales, como los ataques DDoS, siguen siendo una preocupación constante. En 2024, se registró el ataque de denegación de servicio más grande de la historia, lanzado desde miles de dispositivos edge comprometidos, incluyendo routers MikroTik, servidores web y DVRs. Muchos de estos dispositivos fueron vulnerados por no haber aplicado parches básicos, lo que subraya la importancia de la gestión proactiva de la seguridad.
Botnets como Raptor Train o Faceless utilizan infraestructuras C2 descentralizadas que se mueven entre dispositivos comprometidos para evitar la detección. Esto les permite mantener el acceso a redes críticas durante semanas o incluso meses. Algunos malwares, como TheMoon, emplean técnicas evasivas avanzadas, ejecutándose solo en memoria y cambiando de IP constantemente para eludir la detección.
En este nuevo escenario, los dispositivos edge ya no son un componente secundario. A medida que aumentan los ataques, la necesidad de proteger estos puntos de entrada se vuelve urgente. Las organizaciones deben tomar medidas inmediatas para reforzar la seguridad de sus dispositivos edge. Esto incluye la implementación de autenticación robusta, la segmentación de la red, la realización de análisis de vulnerabilidades de forma continua y la gestión de parches sin dilación. Ignorar la seguridad en los márgenes puede abrir la puerta a ataques que lleguen hasta el corazón del negocio. La ciberseguridad no es solo una cuestión de tecnología, sino también de estrategia y gestión de riesgos, y los dispositivos edge deben ser una prioridad en cualquier plan de seguridad integral.