Cantabria es una región que, aunque a menudo pasa desapercibida en comparación con otras zonas de España, ofrece una combinación única de paisajes naturales, historia y cultura. Si solo cuentas con cuatro días para explorar esta joya del norte, aquí tienes un itinerario que te permitirá disfrutar de lo mejor que Cantabria tiene para ofrecer. Desde sus impresionantes costas hasta sus montañas majestuosas, cada día está diseñado para que experimentes la esencia de esta tierra.
### Primer Día: Santander y la Costa Quebrada
Tu aventura comienza en Santander, la capital de Cantabria. Esta ciudad costera es conocida por su elegancia y su ambiente relajado. Al llegar, te recomendamos comenzar tu recorrido en el Paseo de Pereda, donde podrás disfrutar de vistas al mar y al puerto. No olvides visitar el Centro Botín, un espacio cultural que alberga exposiciones de arte contemporáneo y ofrece una arquitectura impresionante.
Una de las paradas obligatorias es la Península de la Magdalena, donde se encuentra el antiguo palacio real. Desde aquí, las vistas de la bahía son simplemente espectaculares. Aprovecha para degustar la gastronomía local en el barrio pesquero, donde las rabas (calamares fritos) son un clásico que no puedes dejar de probar.
Por la tarde, dirígete a la Costa Quebrada, un tramo de litoral que se caracteriza por sus acantilados y playas vírgenes. Las formaciones rocosas de La Arnía y los Urros de Liencres son un espectáculo natural que te dejará sin aliento. A medida que el sol se pone, el paisaje se transforma en un cuadro de colores cálidos que reflejan la belleza de Cantabria.
### Segundo Día: Santillana del Mar, Altamira y Comillas
El segundo día comienza en Santillana del Mar, una de las villas medievales más bellas de España. Pasear por sus calles empedradas es como retroceder en el tiempo. La Colegiata de Santa Juliana es un ejemplo impresionante de la arquitectura románica y merece una visita.
Cerca de Santillana se encuentra el Museo de Altamira, famoso por sus pinturas rupestres. Aunque la cueva original está cerrada al público, la réplica ofrece una visión fascinante del arte prehistórico. Después de un almuerzo en uno de los restaurantes locales, dirígete a Comillas, una localidad que destaca por su arquitectura modernista.
En Comillas, no puedes perderte El Capricho de Gaudí, una de las obras más emblemáticas del arquitecto catalán. Además, el Palacio de Sobrellano y la Universidad Pontificia son otros ejemplos del esplendor arquitectónico de la zona. Termina el día disfrutando de un helado o una copa de vino en el paseo marítimo, mientras el viento del mar acaricia tu rostro.
### Tercer Día: Picos de Europa y el Valle de Liébana
El tercer día es ideal para explorar el interior de Cantabria. Comienza temprano y dirígete al Desfiladero de La Hermida, un impresionante cañón que ofrece vistas espectaculares. Al llegar al valle de Liébana, el paisaje se transforma en un entorno verde y montañoso, donde la villa de Potes te espera con su encanto tradicional.
Potes es conocida por sus puentes de piedra y su ambiente acogedor. Desde aquí, puedes visitar el Monasterio de Santo Toribio, que alberga el Lignum Crucis, un fragmento de la cruz de Cristo. Este lugar sagrado tiene una atmósfera especial que invita a la reflexión.
Por la tarde, no te pierdas la experiencia del teleférico de Fuente Dé. Este teleférico te llevará a lo alto de las montañas, donde podrás disfrutar de vistas panorámicas del Parque Nacional de los Picos de Europa. Al regresar a Potes, una cena con platos típicos como el cocido lebaniego y quesucos de oveja será el cierre perfecto para un día lleno de aventuras.
### Cuarto Día: Cuevas, Castillos y la Costa de San Vicente
El último día de tu viaje es perfecto para descubrir los secretos del subsuelo cántabro. Puedes elegir entre visitar la Cueva El Soplao, famosa por sus formaciones de estalactitas excéntricas, o la Cueva de Cullalvera, que ofrece una entrada monumental que parece sacada de un cuento.
Después de explorar las cuevas, dirígete a la villa marinera de San Vicente de la Barquera. Aquí, el castillo medieval y la iglesia fortificada te transportarán a épocas pasadas. Las vistas de los Picos de Europa desde la costa son impresionantes y te recordarán la diversidad de paisajes que Cantabria ofrece.
Para finalizar tu viaje, visita la Playa de Oyambre, considerada por muchos como la más hermosa de Cantabria. Este arenal virgen, rodeado de dunas y praderas, es el lugar ideal para relajarte y reflexionar sobre tu experiencia en esta región. Con los pies en la arena y el sonido del mar de fondo, comprenderás que Cantabria es un lugar que se siente, se vive y se ama.
En solo cuatro días, has tenido la oportunidad de explorar la esencia de Cantabria, una tierra que combina historia, naturaleza y cultura de una manera única. Cada rincón tiene su propia historia que contar, y aunque este itinerario te ofrece un vistazo a lo mejor de la región, siempre habrá más por descubrir en este rincón del norte de España.