El gabinete de seguridad de Israel, bajo la dirección del primer ministro Benjamin Netanyahu, ha dado luz verde a un plan para intensificar las operaciones militares en la Franja de Gaza. Este anuncio se produce en un contexto de creciente tensión y violencia, con el objetivo declarado de extender el control israelí sobre el enclave y mantener los territorios conquistados. La nueva fase de la ofensiva ha sido calificada por Netanyahu como una «operación militar intensiva» destinada a derrotar al grupo palestino Hamás, aunque los detalles sobre las áreas específicas a ocupar aún no han sido revelados.
En un mensaje publicado en redes sociales, Netanyahu afirmó que «la población será desplazada para su propia protección», lo que ha generado preocupación y críticas a nivel internacional. Esta estrategia marca un cambio significativo respecto a las incursiones anteriores, donde las fuerzas israelíes realizaban operaciones limitadas y luego se retiraban. En esta ocasión, el enfoque es mantener el control de los territorios hasta que Hamás sea derrotado o acepte desarmarse.
El portavoz militar israelí, Avichay Adree, ha descrito esta nueva fase como «más violenta» y ha subrayado la intención de recuperar a los soldados secuestrados y desmantelar el régimen de Hamás. Adree criticó a la organización palestina, afirmando que su falta de comprensión sobre la determinación israelí está causando un daño significativo a la población de Gaza.
La situación humanitaria en Gaza es alarmante. La ONG israelí B’Tselem ha denunciado el impacto devastador del bloqueo impuesto por Israel, que ha llevado a más de dos millones de personas, incluidos más de un millón de niños, a una situación de hambre extrema. Desde el 2 de marzo, cuando se rompió la tregua con Hamás, el acceso a alimentos y ayuda humanitaria ha sido completamente bloqueado. El Ministro de Defensa israelí, Yoav Katz, ha declarado que este bloqueo continuará, lo que ha sido interpretado como una estrategia de guerra que utiliza la hambruna como un arma.
Un informe de la emisora pública israelí Kan ha indicado que el plan militar se implementará de manera gradual y podría extenderse durante varios meses. La estrategia incluye aumentar la presión militar sobre Gaza, con la esperanza de abrir la puerta a negociaciones para un alto el fuego y un acuerdo de liberación de rehenes antes de la visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la región.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha emitido una advertencia sobre la grave crisis humanitaria en Gaza. Según sus informes, el bloqueo ha impedido la entrada de suministros vitales, lo que ha llevado al cierre de panaderías y comedores comunitarios, dejando a la población en una situación desesperada. La OCHA ha señalado que los niños están sufriendo las consecuencias más severas de esta crisis, con un aumento alarmante de casos de malnutrición y desnutrición.
El ministro Zeev Elkin ha afirmado que, a diferencia de las estrategias anteriores, Israel mantendrá el control de los territorios conquistados hasta que Hamás sea derrotado o desarme. Sin embargo, Hamás ha rechazado estas exigencias, lo que sugiere que el conflicto podría prolongarse aún más.
A medida que la ofensiva se intensifica, las consecuencias para la población civil se vuelven cada vez más evidentes. Según datos de las autoridades gazatíes, al menos 54 personas, en su mayoría niños, han muerto debido a la malnutrición desde el inicio de la ofensiva israelí. La comunidad internacional observa con creciente preocupación la escalada de violencia y sus repercusiones en la población civil de Gaza, que se encuentra atrapada en medio de un conflicto que parece no tener fin.