En un giro significativo en la política rumana, George Simion, candidato del partido ultraderechista AUR, ha logrado un notable 40,6% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Este resultado lo posiciona como el principal contendiente para la segunda vuelta, programada para el 18 de mayo. Con solo 38 años, Simion ha prometido un cambio radical en la dirección política del país, buscando recuperar lo que considera que le ha sido robado al pueblo rumano.
Simion, quien se dirigió a sus seguidores tras el anuncio de los resultados, expresó su satisfacción y determinación: «Hoy hacemos historia. Nos acercamos a un resultado excepcional. Hoy el pueblo rumano ha hablado. Es hora de ser escuchado». Su discurso refleja una clara intención de restablecer el orden constitucional y de abordar lo que él considera injerencias externas en la política rumana, en particular, la influencia de Rusia.
La repetición de estas elecciones se produce tras la anulación de los comicios de noviembre, donde el Tribunal Constitucional de Rumanía invalidó el proceso electoral debido a alegaciones de interferencia externa. Esta situación ha generado un clima de incertidumbre y ha permitido que figuras como Simion capitalicen el descontento popular.
En la primera vuelta, el segundo lugar fue para Nicusor Dan, actual alcalde de Bucarest y candidato independiente, quien obtuvo un 21% de los votos, superando por un estrecho margen al oficialista Crin Antonescu. La fragmentación del voto ha sido notable, lo que ha permitido a Simion consolidar su posición como el candidato más fuerte.
El apoyo de figuras prorrusas como Calin Georgescu ha sido crucial para Simion. Aunque Georgescu no pudo continuar en la carrera presidencial tras la anulación de los comicios de noviembre, su influencia parece haber fortalecido la campaña de Simion. Este último ha manifestado su intención de llevar a Rumanía hacia un alineamiento más cercano a la política de Donald Trump, a quien ha elogiado abiertamente.
La situación política en Rumanía ha captado la atención de la Unión Europea y la OTAN, dado el papel estratégico del país en la región. Rumanía, como parte del flanco suroriental de la Alianza Atlántica, alberga importantes contingentes militares y es clave en la seguridad regional. Sin embargo, Simion ha expresado su oposición al apoyo occidental a Ucrania en su conflicto con Rusia, lo que podría tener repercusiones en las relaciones internacionales del país.
La victoria de Simion ha sido recibida con entusiasmo por sectores de la ultraderecha europea. Santiago Abascal, líder del partido español Vox, felicitó a Simion a través de las redes sociales, destacando la importancia de la libertad de expresión y la democracia en el contexto europeo. Este tipo de apoyo internacional podría indicar un cambio en las dinámicas políticas en Europa, donde la ultraderecha ha ido ganando terreno en varios países.
A medida que se acerca la segunda vuelta, la atención se centrará en cómo Simion y su partido AUR manejarán las expectativas de sus votantes y cómo se posicionarán frente a los desafíos que enfrenta Rumanía en el ámbito internacional. La polarización política y el descontento social son factores que podrían influir en el resultado final de estas elecciones, así como en el futuro político del país.
La situación en Rumanía es un reflejo de las tendencias más amplias en Europa, donde el ascenso de partidos de extrema derecha ha generado debates sobre la democracia, la soberanía y la influencia externa. Con la segunda vuelta a la vista, el futuro de Rumanía y su alineación política se encuentran en un punto crítico, y el desenlace podría tener implicaciones significativas tanto a nivel nacional como internacional.