La reciente reducción de participación de BlackRock en Redeia, la matriz del operador del sistema eléctrico español, ha generado un gran revuelo en el mercado. Este movimiento se produce en un contexto de incertidumbre tras el apagón masivo que afectó a España el 28 de abril de 2025. La noticia ha dejado a muchos analistas y expertos en el sector preguntándose si esta decisión estaba planificada o si es una reacción a los eventos recientes.
### La Reacción del Mercado ante el Apagón
El apagón del 28 de abril fue un evento sin precedentes que dejó a millones de españoles sin electricidad durante varias horas. Este incidente ha sido objeto de investigación por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que busca esclarecer las causas detrás de este fallo en la infraestructura eléctrica. En este contexto, BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, ha decidido reducir su participación en Redeia del 5,020% al 4,992%. Este cambio, aunque aparentemente menor, ha tenido un impacto significativo en la percepción del mercado.
La reacción de los inversores fue inmediata. En la primera sesión de Bolsa tras el festivo del 1 de mayo, las acciones de Redeia cayeron más de un 4%. Este descenso se suma a la caída del 3,7% que la compañía experimentó en la jornada anterior, lo que refleja la preocupación de los inversores sobre la estabilidad y la gestión de la empresa tras el apagón. La situación ha llevado a muchos a cuestionar la capacidad de Redeia para gestionar su infraestructura crítica, especialmente en un momento en que la confianza del público es esencial para el funcionamiento del sistema eléctrico nacional.
### Amancio Ortega se Consolida como Primer Accionista Privado
Con la reducción de la participación de BlackRock, Amancio Ortega, a través de su brazo inversor Pontegadea, se ha convertido en el primer accionista privado de Redeia, manteniendo un 5% desde 2021. Este cambio en el accionariado es significativo, ya que Ortega es conocido por su enfoque estratégico en las inversiones y su capacidad para influir en las decisiones empresariales. Su ascenso como principal accionista privado podría traer consigo un cambio en la dirección de la empresa, especialmente en términos de gestión y transparencia.
La estructura de propiedad de Redeia es única, ya que el Estado español, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), controla un 20% de la compañía. Esto significa que, a pesar de la reducción de BlackRock, el Estado sigue siendo el principal accionista. Sin embargo, la normativa que rige la participación de accionistas privados en empresas de infraestructura crítica limita su influencia. Según los estatutos de Redeia, ningún accionista privado puede poseer más del 5% del capital social ni ejercer derechos políticos por encima del 3%. Esta regulación busca garantizar que la gestión de la infraestructura eléctrica nacional permanezca en manos del Estado y que se protejan los intereses públicos.
La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro de Redeia y su capacidad para recuperarse de la crisis provocada por el apagón. Los analistas están observando de cerca cómo se desarrollarán los acontecimientos en los próximos meses, especialmente en relación con la investigación de la CNMV y las posibles repercusiones en la gestión de la empresa.
La caída en la participación de BlackRock y el ascenso de Ortega como principal accionista privado también podrían tener implicaciones más amplias para el sector energético en España. A medida que la transición hacia energías más sostenibles avanza, la gestión de la infraestructura eléctrica se vuelve cada vez más crítica. La capacidad de Redeia para adaptarse a estos cambios y mantener la confianza del inversor será fundamental para su éxito a largo plazo.
En resumen, la reciente reducción de la participación de BlackRock en Redeia y el ascenso de Amancio Ortega como primer accionista privado marcan un momento crucial para la compañía y el sector eléctrico en España. A medida que se desarrollan los acontecimientos, será interesante observar cómo estos cambios impactan en la gestión de la infraestructura eléctrica y en la confianza del público en el sistema eléctrico nacional.