La situación de Telefónica se ha vuelto crítica en los últimos días, con caídas significativas en su valor en bolsa que han generado preocupación entre los inversores y analistas del sector. La compañía, presidida por Marc Murtra, ha visto cómo sus acciones se desplomaron un 13,12% en una sola sesión, alcanzando niveles por debajo de los 4 euros, lo que ha impactado directamente en la participación del Estado en la operadora. Este artículo explora las causas de esta caída, las reacciones del mercado y las implicaciones para el futuro de la empresa.
**Desplome en la Cotización y su Impacto en la Inversión Estatal**
La reciente caída en la cotización de Telefónica ha llevado a que la participación del Estado, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), se vea afectada. La Sepi adquirió su participación en la compañía a un precio medio de 4,0295 euros por acción, lo que significa que, con el valor actual de 3,68 euros, la inversión de casi 2.300 millones de euros ha entrado en pérdidas latentes. Este escenario no solo afecta a los accionistas minoristas, sino que también plantea serias dudas sobre la estrategia de la empresa y su capacidad para generar confianza en el mercado.
Los analistas han señalado que el recorte del dividendo previsto para 2026, que se reducirá a la mitad, ha generado desconfianza entre los inversores. Aunque algunos expertos consideran que esta medida podría ofrecer flexibilidad financiera a la empresa, también limita la visibilidad y la confianza de los accionistas. La falta de un plan claro de crecimiento y la revisión a la baja de las proyecciones para 2025 han contribuido a la percepción negativa del mercado hacia Telefónica.
**Reacciones del Mercado y Perspectivas Futuras**
La reacción del mercado ha sido de desconfianza, con analistas como Javier Molina de eToro destacando la ausencia de detalles sobre posibles planes de consolidación. El plan estratégico actual de Telefónica prevé un crecimiento moderado de entre el 1,5% y el 3,5% anual en ingresos y EBITDA, así como una reducción del apalancamiento a 2,5 veces, apoyado en ahorros operativos que podrían alcanzar los 3.000 millones de euros para 2030. Sin embargo, la falta de catalizadores inmediatos y la presentación de proyecciones a largo plazo en un entorno donde el mercado exige resultados tangibles han generado escepticismo.
Desde un punto de vista técnico, la acción de Telefónica se encuentra en una zona crítica, con un soporte clave en los 3,70-3,80 euros. Si este rango se pierde, se podría buscar apoyo en torno a los 3,50 euros, un nivel que coincide con referencias de medio plazo. Por el contrario, si los 3,70 euros logran mantenerse, podría haber un rebote hacia los 4,00 y 4,14 euros. Sin embargo, la falta de confianza en la dirección de la empresa y su capacidad para ejecutar su plan estratégico sigue siendo un obstáculo importante.
La situación actual de Telefónica es un reflejo de los desafíos que enfrenta la industria de las telecomunicaciones en un entorno económico cambiante. La necesidad de adaptarse a las nuevas demandas del mercado, junto con la presión para mantener la rentabilidad y la confianza de los inversores, son factores que la compañía deberá abordar con urgencia. La incertidumbre en torno a su futuro y la capacidad de Marc Murtra para implementar cambios significativos serán determinantes en la recuperación de la empresa y en la recuperación de la confianza de los accionistas.
