La República Checa se encuentra en un momento crucial tras las recientes elecciones legislativas celebradas el 3 y 4 de octubre de 2025. Con la participación de aproximadamente ocho millones de ciudadanos, el país ha visto cómo el partido Acción de Ciudadanos Insatisfechos (ANO), liderado por el ex primer ministro Andrej Babis, ha obtenido el 36% de los votos. Sin embargo, esta victoria no le otorga la mayoría necesaria para gobernar en solitario, lo que plantea interrogantes sobre la formación de un nuevo gobierno y las políticas que se implementarán en el futuro.
**Contexto Político y Resultados Electorales**
La República Checa opera bajo un sistema parlamentario donde el presidente, actualmente Petr Pavel, actúa como jefe de Estado, mientras que el primer ministro, Petr Fiala, lidera el gobierno. Las elecciones recientes han renovado los 200 miembros de la Cámara de Diputados, y la ley electoral establece umbrales del 5% para partidos y del 8% para coaliciones de dos partidos, lo que ha llevado a una fragmentación del voto entre 26 partidos y coaliciones.
Andrej Babis, quien ya había sido primer ministro de 2017 a 2021, ha regresado al centro de la política checa con un discurso que mezcla el populismo y el euroescepticismo. Su partido, ANO, ha cambiado su enfoque desde su fundación en 2012, cuando tenía un perfil más liberal y proeuropeo. En esta ocasión, Babis ha manifestado su intención de reducir el apoyo militar a Ucrania, lo que ha generado preocupaciones sobre la dirección que tomará su gobierno en el contexto de la guerra en Europa del Este.
El actual primer ministro, Petr Fiala, y su coalición de centro-derecha, Juntos (Spolu), han sufrido una derrota significativa, obteniendo poco más del 23% de los votos. Esto marca un cambio en el panorama político, donde los partidos más extremos, como el partido Libertad y Democracia Directa (SPD), han comenzado a ganar terreno. El SPD, que se caracteriza por su postura eurófoba y xenófoba, ha mostrado disposición para negociar con Babis, lo que podría facilitar la formación de una coalición de gobierno.
**Desafíos y Oportunidades para el Futuro**
La victoria de Babis plantea varios desafíos. A pesar de su éxito electoral, no cuenta con una mayoría absoluta y deberá buscar aliados para formar un gobierno estable. La posibilidad de gobernar en minoría con apoyo externo es una opción que ha mencionado, pero esto podría complicar la implementación de su agenda política. La necesidad de formar coaliciones en un entorno político fragmentado puede llevar a compromisos que diluyan sus propuestas más radicales.
Uno de los principales retos que enfrentará el nuevo gobierno es la gestión de la economía. Babis ha prometido reducir impuestos, aumentar salarios y pensiones, y fomentar un crecimiento económico rápido. Sin embargo, para cumplir estas promesas, dependerá en gran medida de los fondos de la Unión Europea, lo que podría limitar su capacidad para adoptar políticas más críticas hacia Bruselas.
Además, la situación geopolítica en Europa está en constante cambio. La guerra en Ucrania y las relaciones con Rusia son temas candentes que Babis deberá manejar con cuidado. Su postura de reducir el apoyo militar a Ucrania podría ser vista como un giro hacia una política más aislacionista, lo que podría tener repercusiones tanto a nivel interno como en la percepción internacional de Chequia.
La fragmentación del voto y la diversidad de opiniones políticas en el Parlamento checo también sugieren que cualquier intento de consolidar un bloque populista de derechas en Centroeuropa, similar al de Hungría, podría ser complicado. La división entre los países del grupo de Visegrado, que incluye a Polonia, Chequia, Hungría y Eslovaquia, se ha acentuado, especialmente en cuestiones relacionadas con la política europea y el apoyo a Ucrania.
Babis, con su experiencia empresarial y política, podría intentar equilibrar sus compromisos con sus aliados y su necesidad de mantener una imagen proeuropea. Sin embargo, la presión de los partidos más extremos, como el SPD, podría dificultar este equilibrio. La historia reciente ha demostrado que las promesas electorales a menudo se ven alteradas por la realidad del gobierno, y Babis no será una excepción a esta regla.
En resumen, el futuro político de la República Checa está lleno de incertidumbres. La capacidad de Babis para formar un gobierno efectivo y cumplir con sus promesas dependerá de su habilidad para navegar en un entorno político complejo y en constante cambio. Las decisiones que tome en los próximos meses no solo afectarán a Chequia, sino que también tendrán implicaciones más amplias para la estabilidad política en Europa Central y del Este.