Cada 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres y Niñas, un momento crucial para reflexionar sobre los derechos humanos de millones de mujeres y niñas que sufren una de las formas más brutales de violencia en la actualidad. Este día no es solo una fecha en el calendario, sino un llamado a la acción para erradicar la explotación sexual y la trata, fenómenos que, aunque a menudo se intentan diferenciar, son en realidad dos caras de la misma moneda. Más del 80% de las mujeres en situación de prostitución son víctimas de trata, lo que subraya la necesidad urgente de abordar este problema desde sus raíces.
La prostitución se ha convertido en un caldo de cultivo para la explotación sexual, un privilegio patriarcal que condena a millones de mujeres a ser tratadas como mercancías. En España, se estima que más de 170,000 mujeres están involucradas en la prostitución, una cifra alarmante para un país que se ha esforzado por avanzar en leyes de igualdad entre hombres y mujeres. Esta situación es insostenible y plantea serias preguntas sobre la concepción democrática y los derechos humanos en nuestra sociedad.
### La Necesidad de un Enfoque Abolicionista
El movimiento feminista ha dejado claro que es imperativo poner fin a esta situación de esclavitud mediante la aprobación de una ley abolicionista de la prostitución. Esta ley no solo debe ofrecer recursos asistenciales para ayudar a las mujeres a salir de la prostitución de manera digna e integral, sino que también debe señalar socialmente a los compradores de sexo y penalizar a los proxenetas, así como a aquellos que facilitan la prostitución a través de la utilización de inmuebles.
Modelos de países como Suecia y Francia han demostrado que reducir la demanda de prostitución debilita las redes criminales y abre vías de apoyo para las víctimas. En Suecia, por ejemplo, la legislación ha sido diseñada para proteger a las personas en situación de prostitución y castigar a quienes compran sexo. Este enfoque ha permitido que muchas mujeres encuentren alternativas y recursos para reconstruir sus vidas.
La historia de la lucha por los derechos de las mujeres en España también nos recuerda que ya hemos esperado demasiado. Casi 90 años han pasado desde que Clara Campoamor presentó por primera vez en las Cortes la propuesta para que el cuerpo de las mujeres y las niñas dejara de ser tratado como una mercancía. En 1935, se aprobó un decreto de corte abolicionista que entendía la prostitución como un incumplimiento del precepto constitucional de igualdad entre los sexos. Sin embargo, a pesar de los avances, la prostitución sigue siendo un tema tabú y una realidad dolorosa para muchas.
El PSOE, como primer partido declarado abolicionista desde su 39º Congreso en junio de 2017, ha anunciado la presentación de un Proyecto de Ley Abolicionista en el Congreso. Esta iniciativa es un paso crucial hacia la erradicación de la prostitución y la trata, y la responsabilidad de que esta ley se convierta en realidad recae en todos los grupos políticos. Aprobarla significaría un avance significativo en la democracia, situando la dignidad de mujeres y niñas por encima de los intereses partidistas.
### La Realidad de la Prostitución y la Trata
La prostitución no es solo una cuestión de elección; es una forma de violencia que afecta a las mujeres de manera desproporcionada. La mayoría de las mujeres en situación de prostitución provienen de contextos vulnerables, donde la pobreza, la falta de educación y la violencia de género son comunes. Estas condiciones crean un entorno donde la prostitución se presenta como una de las pocas opciones disponibles, perpetuando un ciclo de explotación y abuso.
La trata de mujeres y niñas para la explotación sexual es un fenómeno global que afecta a millones de personas. Las redes de trata son sofisticadas y operan en la sombra, aprovechándose de la vulnerabilidad de las mujeres. La mayoría de las víctimas son engañadas con promesas de empleo, educación o una vida mejor, solo para encontrarse atrapadas en un sistema de explotación del que es casi imposible escapar.
La lucha contra la trata y la prostitución debe ser integral, abordando no solo la penalización de los proxenetas y compradores de sexo, sino también ofreciendo alternativas reales a las mujeres en situación de prostitución. Esto incluye acceso a educación, empleo y servicios de salud, así como apoyo psicológico y legal. Es fundamental que la sociedad en su conjunto reconozca la dignidad de las mujeres y niñas, y que se comprometa a erradicar la explotación sexual en todas sus formas.
La sensibilización y la educación son herramientas clave en esta lucha. Es necesario cambiar la narrativa en torno a la prostitución y la trata, promoviendo una visión que no estigmatice a las víctimas, sino que las empodere y les brinde las herramientas necesarias para recuperar el control sobre sus vidas. La sociedad debe entender que la prostitución no es una elección libre, sino una consecuencia de la desigualdad y la violencia estructural que enfrentan las mujeres.
La lucha por la abolición de la prostitución y la erradicación de la trata de mujeres y niñas es una cuestión de derechos humanos. No se trata solo de una política pública, sino de un compromiso moral con las generaciones futuras. La historia nos ha enseñado que el cambio es posible, y que la lucha por la igualdad y la dignidad de todas las personas es un camino que debemos recorrer juntos. La abolición de la prostitución no solo beneficiará a las mujeres y niñas que sufren en silencio, sino que también fortalecerá nuestra sociedad en su conjunto, promoviendo un futuro más justo e igualitario para todos.