La industria automotriz se enfrenta a un nuevo desafío que ha reabierto viejas heridas: la crisis de los semiconductores. Este problema, que ha sido exacerbado por la reciente decisión de la empresa Nexperia de limitar su producción, ha puesto en alerta a fabricantes de automóviles en Europa, Estados Unidos y Japón. La dependencia tecnológica de Europa se ha vuelto más evidente que nunca, y las repercusiones de esta crisis se sienten en toda la cadena de suministro.
### La Importancia de los Semiconductores en la Automoción
Los semiconductores son componentes esenciales en la electrónica de los vehículos modernos. Desde sistemas de frenado hasta la gestión del combustible, estos chips son fundamentales para el funcionamiento de una amplia gama de tecnologías automotrices. La situación actual ha llevado a muchos en la industria a reflexionar sobre la importancia de estos componentes. Según Ricardo Olalla, vicepresidente de ventas de Bosch Mobility para España y Portugal, «los chips son tan importantes como las bujías o la correa de distribución». Esto subraya la necesidad de contar con un suministro constante y fiable de semiconductores.
Nexperia, una empresa con sede en los Países Bajos y capital chino, produce aproximadamente 110.000 millones de chips al año, de los cuales el 49% se destina a Europa. Sin embargo, la reciente decisión del gobierno neerlandés de invocar la Ley de Disponibilidad de Bienes ha complicado aún más la situación. Esta ley permite al gobierno tomar el control de la empresa para garantizar que los chips sigan disponibles en caso de emergencia. La respuesta de China fue rápida, imponiendo un veto a la exportación de ciertos componentes, lo que ha llevado a una mayor incertidumbre en la industria.
### Impacto en la Producción Automotriz
La crisis de los semiconductores ha tenido un impacto inmediato en la producción automotriz. Muchas empresas han comenzado a revisar sus listas de proveedores, y algunas han decidido detener líneas de producción. Honda, por ejemplo, ha suspendido varias líneas en Estados Unidos, mientras que Nissan ha reducido su producción. Bosch también ha anunciado que detendrá parte de su actividad en Alemania. Este panorama ha llevado a los expertos a considerar si estamos ante una crisis similar a la que se vivió durante la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, a pesar de la gravedad de la situación, algunos en la industria son cautelosos al comparar la crisis actual con la anterior. Olalla señala que «estamos hablando de un resfriado» en comparación con la «fuerte gripe» que fue la crisis de semiconductores de hace unos años. En ese momento, la falta de chips costó a la industria automotriz más de 180.000 millones de euros en pérdidas. La diferencia clave radica en que, aunque la situación actual es grave, no se ha producido un parón total en la producción.
La Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa (ACEA) ha advertido que la falta de suministro de chips podría llevar a paradas de producción si no se restablece el flujo normal en un corto plazo. Esto se debe a que los chips utilizados en la automoción no son fáciles de sustituir rápidamente. La seguridad es esencial en todos los componentes de los vehículos, y cualquier cambio requiere un proceso de recalificación y revalidación que puede llevar meses.
### Inversiones y Futuro de la Industria
La experiencia de la crisis anterior ha llevado a muchas empresas a invertir en la capacidad industrial para fabricar semiconductores. Sin embargo, levantar esta capacidad no es un proceso inmediato. A pesar de que empresas como Volkswagen están comenzando a invertir en la producción de chips, Europa aún no tiene la capacidad suficiente para satisfacer la demanda de sus fábricas. Esto ha llevado a la implementación del European Chips Act, que prevé movilizar más de 43.000 millones de euros en inversión pública y privada para aumentar la producción de semiconductores en Europa.
En España, el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica en Microelectrónica y Semiconductores (Perte Chip) está en marcha, con diversas convocatorias destinadas a reforzar el ecosistema nacional de diseño, desarrollo y producción de chips. Sin embargo, a corto plazo, las empresas siguen dependiendo de proveedores externos, especialmente de China.
La industria automotriz se está moviendo hacia un futuro donde los vehículos estarán cada vez más definidos por software, similar a la tecnología utilizada en los smartphones. Esto podría reducir la dependencia de componentes físicos, pero la crisis actual ha demostrado que la transición no será fácil. Las automovilísticas son optimistas sobre la situación, considerando que es un problema político que requiere una solución política. Sin embargo, la realidad es que la dependencia de terceros países sigue siendo un desafío significativo para la industria automotriz europea.
En resumen, la crisis de los semiconductores ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la industria automotriz ante la dependencia tecnológica. A medida que las empresas buscan soluciones a corto y largo plazo, la necesidad de diversificar la cadena de suministro y aumentar la producción local de semiconductores se vuelve más urgente. La industria automotriz se enfrenta a un futuro incierto, pero la inversión y la innovación pueden ser la clave para superar estos desafíos.