La Amazonía, conocida como el pulmón del planeta, enfrenta una crisis sin precedentes debido al avance del crimen organizado. Países como Perú, Ecuador, Brasil y Colombia están en el epicentro de esta problemática, donde el narcotráfico y la minería ilegal han tomado el control de vastas regiones. Un reciente informe revela que dos de cada tres municipios en la región amazónica tienen presencia de grupos armados, lo que pone de manifiesto la gravedad de la situación.
### La Expansión del Crimen Organizado en la Amazonía
El informe titulado «Amazonía bajo ataque: un mapeo de la delincuencia en la selva tropical más grande del mundo» ha sido elaborado por una alianza de medios de investigación de varios países amazónicos. Este estudio revela que el 67% de los municipios analizados en seis países ribereños de la Amazonía presentan la presencia de grupos criminales o armados. La violencia y las economías ilícitas han proliferado en este ecosistema vital, afectando a las comunidades indígenas que se han convertido en blanco de estas organizaciones.
La investigación destaca que siete organizaciones criminales operan en dos a cuatro países distintos dentro de la cuenca amazónica. Este fenómeno no solo se limita al narcotráfico, sino que también incluye la minería ilegal, la tala de árboles y el tráfico de fauna silvestre. Las comunidades locales, que tradicionalmente han vivido en armonía con la naturaleza, ahora enfrentan una amenaza constante que pone en riesgo su supervivencia y su cultura.
### Brasil: El Epicentro del Narcotráfico y la Minería Ilegal
Brasil se ha convertido en el principal foco de la expansión del crimen organizado en la Amazonía. En el estado de Amazonas, la antigua hegemonía de la Família do Norte ha sido desmantelada, dando paso a una fragmentación del poder entre grupos como el Comando Vermelho (CV) y el Primeiro Comando da Capital (PCC). El CV-AM, la rama del Comando Vermelho en la región, ha establecido una red sofisticada que abarca Brasil, Colombia y Perú, gestionando la producción de coca y las rutas de tráfico en estos territorios.
El informe revela que 403 municipios en la Amazonía brasileña cuentan con la presencia del Comando Vermelho, mientras que 165 tienen la influencia del PCC. Esta situación ha llevado a un aumento significativo en la violencia, con operaciones policiales que han resultado en un alto número de muertes y detenciones. La minería ilegal en Brasil también ha crecido, especialmente en tierras indígenas, donde grupos criminales reclutan a inmigrantes venezolanos para trabajar en condiciones deplorables.
Además, Brasil es señalado como el punto de partida del 70% de la cocaína incautada en África y del 46% en Asia entre 2015 y 2021. Esta situación ha convertido al país en un actor clave en el mercado global de drogas, lo que a su vez ha exacerbado la violencia y la inestabilidad en la región.
### Colombia y Ecuador: Herencias de Conflictos y Nuevas Amenazas
Colombia, con su historia de conflicto armado, ha visto cómo el vacío dejado tras el acuerdo de paz de 2016 ha sido aprovechado por disidencias de las FARC y otros grupos armados. La investigación indica que el deterioro de la seguridad en la Amazonía colombiana está vinculado a la falta de presencia estatal en territorios estratégicos para el tráfico de drogas. Las comunidades en estas áreas han sido utilizadas como «escudos humanos», sufriendo confinamientos forzosos y desplazamientos masivos.
Por otro lado, Ecuador ha experimentado una escalada de violencia alarmante, especialmente en su región oriental. Tras la desmovilización de las FARC, grupos armados colombianos han reforzado las rutas de tráfico hacia el sur, conectando con los puertos ecuatorianos que abastecen a los mercados de Estados Unidos y Europa. Las bandas locales, como Los Lobos y Los Choneros, han establecido alianzas con grupos colombianos, lo que ha llevado a un aumento en las tasas de homicidio en provincias amazónicas.
La minería ilegal en Ecuador también ha crecido, financiando a grupos narcotraficantes y generando enfrentamientos violentos entre bandas. Las comunidades amazónicas se ven atrapadas en un ciclo de violencia y explotación, donde la falta de alternativas de desarrollo sostenible las expone al reclutamiento por parte de grupos criminales.
### Perú y Bolivia: Desafíos en la Lucha Contra el Crimen
En Perú, la minería ilegal de oro sigue siendo uno de los motores de la economía criminal. Regiones como Madre de Dios, Loreto y Ucayali son especialmente vulnerables, donde confluyen el cultivo de coca y la extracción ilegal de madera. Los conflictos entre comunidades indígenas por la disputa de territorios mineros son cada vez más comunes, lo que agrava la situación de violencia y despojo.
Bolivia, por su parte, enfrenta un panorama similar. El narcotráfico opera en todos los departamentos amazónicos, especialmente en las zonas fronterizas con Brasil y Perú. Las redes criminales se benefician del abandono estatal en estas áreas, facilitando el tráfico de drogas y recursos naturales. La falta de control y vigilancia ha permitido que el crimen organizado se infiltre en la economía formal, dificultando aún más la lucha contra estas actividades ilícitas.
### Venezuela: Una Crisis Profunda
La situación en la Amazonía venezolana es crítica, especialmente en los estados de Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro. Grupos armados no estatales, incluidos actores extranjeros, colaboran abiertamente con fuerzas estatales en la extracción ilegal de oro y el tráfico de drogas. La violencia ha aumentado, y la población civil se encuentra atrapada entre el fuego cruzado de estos grupos.
El informe destaca que el narcotráfico, la minería ilegal y otras actividades delictivas han creado un entramado difícil de separar. La creciente capacidad de los grupos delictivos para infiltrarse en las economías formales hace que sea cada vez más complicado combatirlos. La situación exige una respuesta coordinada y regional entre los gobiernos de los países amazónicos para abordar este fenómeno que trasciende fronteras y afecta a millones de personas.
La Amazonía, un ecosistema vital para el planeta, se encuentra en una encrucijada. La lucha contra el crimen organizado y la protección de sus comunidades y recursos naturales son desafíos que requieren atención urgente y soluciones efectivas. La cooperación internacional y el fortalecimiento de las instituciones locales son esenciales para revertir esta tendencia alarmante y garantizar un futuro sostenible para la región.
