La mañana del 28 de octubre de 2023, el fotógrafo Bruno Itan se despertó con un torrente de mensajes en su celular. En el Complexo do Alemão, su hogar desde la infancia, los rumores de un tiroteo se intensificaban. Esa jornada marcaría un hito trágico en la historia de la seguridad pública en Río de Janeiro, con una operación policial que resultaría en la muerte de al menos 121 personas y la detención de 113 más. Esta operación, considerada la más sangrienta en el área metropolitana desde 1990, fue dirigida contra la facción criminal Comando Vermelho, que controla varias zonas de la ciudad.
La operación, que el gobierno estatal calificó como «la mayor operación de las fuerzas de seguridad de Río de Janeiro», formaba parte de la Operación Contención, una estrategia del gobierno para frenar la expansión del Comando Vermelho. Sin embargo, mientras el gobernador Cláudio Castro describía la operación como un «éxito» y un «duro golpe al crimen», los movimientos de derechos humanos la denunciaban como una masacre, cuestionando la efectividad de tales tácticas en la política de seguridad pública.
Bruno Itan, quien ha dedicado su carrera a documentar la vida en las favelas, se unió a la cobertura del operativo. Desde su llegada al Complexo do Alemão, fue testigo de una escena desgarradora: vehículos incendiados, disparos resonando y residentes aterrorizados. «Vi cuerpos sin cabeza, cuerpos completamente desfigurados», relató Itan, quien ha estado presente en otros operativos, pero nada se comparaba con lo que presenció ese día. En el Hospital Getúlio Vargas, los cuerpos continuaban llegando, y la cifra de muertos se disparaba rápidamente.
La operación tenía como objetivo ejecutar decenas de órdenes de arresto en un área de 9 millones de metros cuadrados. Sin embargo, la prensa fue restringida en su acceso, y muchos periodistas no pudieron documentar lo que estaba ocurriendo. Itan, gracias a su conocimiento del terreno, logró entrar y permanecer en la comunidad durante toda la noche. A medida que avanzaba la jornada, las familias comenzaron a buscar a sus seres queridos desaparecidos, y el número de cuerpos recuperados por los residentes aumentaba alarmantemente.
Los testimonios de los familiares que buscaban a sus seres queridos revelaron una realidad desgarradora. Al menos 55 cuerpos fueron llevados a la plaza São Lucas, donde las familias utilizaron sábanas para cubrirlos. La Policía Civil de Río de Janeiro anunció que abriría una investigación sobre la remoción de los cadáveres, sugiriendo que podría haber habido manipulación de pruebas. El delegado Felipe Curi expresó su preocupación por la forma en que se habían encontrado los cuerpos, algunos de los cuales aparecieron desnudados o en condiciones que sugerían un posible encubrimiento.
Bruno Itan también destacó la brutalidad de la operación, mencionando que muchos cuerpos presentaban heridas de arma blanca. «Esto no es normal. Probablemente sea la mayor operación en la historia de este país», afirmó, recordando la masacre de Carandiru en 1992, donde 111 reclusos fueron asesinados. El fotógrafo describió el «olor a muerte» que aún lo perseguía, reflejando el impacto emocional que la experiencia había tenido en él.
La política de seguridad en las favelas de Brasil ha sido históricamente criticada por su enfoque en la violencia y la represión. Itan subrayó que la solución a los problemas de las favelas no radica en la fuerza bruta, sino en la implementación de políticas sociales que aborden las necesidades de educación, salud y vivienda. La Fiscalía Federal ha solicitado al gobierno de Río de Janeiro que demuestre el cumplimiento de las directrices establecidas por el Supremo Tribunal Federal en relación con la actuación policial, incluyendo el uso de cámaras corporales y la justificación formal de los operativos.
La situación en Río de Janeiro es un reflejo de una crisis más amplia en la política de seguridad pública en Brasil. La violencia y la letalidad de las operaciones policiales han generado un ciclo de desconfianza entre la comunidad y las fuerzas del orden. Itan, quien ha documentado la vida en las favelas a través de su proyecto Olhar Complexo, enfatiza que la verdadera solución radica en un enfoque que priorice la vida y la dignidad humana, en lugar de la violencia y la represión.
La tragedia del 28 de octubre es un recordatorio doloroso de las realidades que enfrentan las comunidades en las favelas de Brasil. A medida que las autoridades continúan investigando los eventos de ese día, la pregunta persiste: ¿cuál es el camino hacia una política de seguridad que realmente proteja y sirva a todos los ciudadanos, en lugar de perpetuar el ciclo de violencia y sufrimiento?
