El huracán Melissa ha dejado una estela de devastación en Jamaica, donde tocó tierra como un potente huracán de categoría 5, causando daños significativos y pérdidas humanas. Con vientos que alcanzaron los 295 km/h, Melissa se ha convertido en el huracán más fuerte que ha afectado a Jamaica en más de un siglo, superando incluso al recordado huracán Gilbert de 1988. A medida que se dirige hacia Cuba, las autoridades se preparan para enfrentar lo que podría ser un impacto igualmente devastador.
La situación en Jamaica es crítica. El Primer Ministro Andrew Holness ha declarado la isla como una «zona catastrófica». Las primeras estimaciones indican que al menos seis hospitales han sufrido daños, y muchas carreteras están inundadas, lo que dificulta la comunicación y el acceso a las áreas más afectadas. La Red de Mujeres Productoras Rurales de Jamaica ha expresado su preocupación por la magnitud de los daños y la dificultad de llevar ayuda a las comunidades necesitadas. La falta de electricidad y la interrupción de las comunicaciones complican aún más la situación.
### Impacto del Huracán en Jamaica
Desde que el huracán comenzó a afectar la región, se han reportado al menos siete muertes, con víctimas en Jamaica, Haití y la República Dominicana. Las autoridades jamaicanas han advertido sobre el riesgo de inundaciones catastróficas, especialmente en áreas montañosas. La marejada ciclónica ha sido intensa, y se espera que las lluvias continúen, lo que podría agravar aún más la situación.
La Organización Meteorológica Mundial ha calificado a Melissa como «la tormenta del siglo» para Jamaica, lo que subraya la gravedad de su impacto. Las autoridades han instado a los residentes a permanecer en refugios y a seguir las recomendaciones de seguridad. La combinación de vientos fuertes y lluvias torrenciales ha creado un entorno extremadamente peligroso, con árboles y líneas eléctricas derribadas, lo que representa un riesgo adicional para la población.
La fauna silvestre también se ha convertido en una preocupación. Las inundaciones podrían desplazar a los cocodrilos de sus hábitats naturales, lo que representa un peligro para los residentes que viven cerca de ríos y pantanos. Las autoridades sanitarias han emitido advertencias para que las personas se mantengan alejadas de estas áreas hasta que la situación se estabilice.
### Preparativos en Cuba ante la llegada de Melissa
Mientras Jamaica se recupera del impacto de Melissa, la atención se centra ahora en Cuba, donde el huracán se espera que toque tierra en las próximas horas. Aunque Melissa ha perdido algo de fuerza, las autoridades cubanas están tomando precauciones extremas. Se estima que alrededor de 500,000 personas están siendo evacuadas de las zonas más vulnerables, especialmente en el sureste de la isla, donde se anticipan lluvias intensas y marejadas ciclónicas.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha instado a la población a buscar refugio y a seguir las instrucciones de las autoridades. Las provincias de Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín y Las Tunas están bajo alerta de huracán, y se han implementado medidas de evacuación y preparación en toda la región. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba están movilizando recursos para ayudar en la respuesta a la tormenta.
El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. ha advertido que el lento desplazamiento de Melissa, a solo 6 km/h, podría aumentar el riesgo de inundaciones prolongadas en Cuba. Este fenómeno meteorológico ha demostrado ser impredecible, y aunque ha disminuido su intensidad, no se descarta que pueda reintensificarse mientras se mueve por el Caribe.
Las autoridades cubanas han enfatizado la importancia de la preparación y la cooperación de la población para minimizar los riesgos asociados con el huracán. La experiencia de Jamaica ha servido como un recordatorio sombrío de lo que puede suceder si no se toman las precauciones adecuadas.
El impacto de Melissa en Jamaica y su inminente llegada a Cuba subrayan la vulnerabilidad de la región ante fenómenos meteorológicos extremos. La combinación de condiciones climáticas adversas y la infraestructura a menudo insuficiente en muchas áreas del Caribe plantea desafíos significativos para la recuperación y la respuesta a desastres. Las lecciones aprendidas de este evento pueden ser cruciales para mejorar la preparación y la resiliencia ante futuros huracanes.
