La guerra civil en Sudán ha dejado una huella imborrable en la vida de sus ciudadanos, especialmente en los más vulnerables: los niños. En medio de la devastación, las historias de familias que luchan por sobrevivir se entrelazan con el dolor y la desesperanza. Este artículo explora las experiencias de aquellos que se enfrentan a decisiones imposibles y a un futuro incierto en un país marcado por el conflicto.
La vida de Touma, una madre de gemelas, es un reflejo de la tragedia que ha golpeado a Sudán. A sus 25 años, Touma se encuentra en una situación desgarradora: su hija Masajed, de tres años, está gravemente desnutrida y apenas puede moverse. En el Hospital Bashaer, uno de los pocos hospitales que aún funcionan en Jartum, la madre se enfrenta a la dura realidad de tener que elegir entre sus dos hijas. La guerra ha arrasado su hogar y su vida anterior, dejándola sin recursos y sin opciones. «Ojalá ambas pudieran recuperarse y crecer», dice con lágrimas en los ojos, mientras sostiene a su hija moribunda.
La situación en Sudán es alarmante. Según informes de la ONU, tres millones de niños menores de cinco años sufren de desnutrición aguda. Los hospitales están desbordados, y las familias deben pagar por medicamentos vitales que deberían ser gratuitos. La guerra ha transformado la vida cotidiana en una lucha constante por la supervivencia. Las historias de Touma y su familia son solo una de las muchas que ilustran la crisis humanitaria que se desarrolla en el país.
### La Guerra y sus Consecuencias
La guerra civil en Sudán comenzó en abril de 2023, cuando los combates estallaron entre el ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Lo que comenzó como un conflicto entre dos generales se ha convertido en una catástrofe humanitaria. Jartum, una vez un centro cultural y comercial, se ha convertido en un campo de batalla. Los tanques y aviones de combate han arrasado barrios enteros, dejando a los civiles atrapados en medio del fuego cruzado.
Las historias de los niños en Jartum son particularmente desgarradoras. Zaher, un niño de 12 años, se desplaza en silla de ruedas entre los escombros de su antigua vida. A pesar de su situación, Zaher mantiene la esperanza de volver a jugar al fútbol, su pasión. Sin embargo, su madre, Habibah, recuerda el día en que un dron los atacó mientras vendían lentejas en la calle. Zaher perdió sus piernas en el ataque, y ahora su madre se siente impotente al no poder proporcionarle las prótesis que necesita para recuperar su infancia.
La guerra ha robado a los niños de Sudán no solo su salud, sino también su infancia. Las escuelas han sido destruidas, y muchos niños no tienen acceso a la educación. Sin embargo, Zaher y sus amigos han encontrado una forma de aprender en un aula improvisada, donde intentan mantener viva la chispa de la esperanza a pesar de las circunstancias. La maestra Amal, que ha dedicado 45 años a la enseñanza, señala que los niños han sido profundamente afectados por la guerra, tanto física como emocionalmente.
### La Lucha por la Supervivencia
La vida en Sudán se ha vuelto insostenible para muchas familias. Ahmed, un adolescente de 16 años, trabaja limpiando los escombros de un parque infantil destruido. A pesar de su corta edad, ha encontrado restos humanos en su trabajo, un recordatorio constante de la brutalidad del conflicto. Ahmed ha perdido a varios de sus hermanos y vive con la incertidumbre de no saber si están vivos o muertos. Su historia es un reflejo de la pérdida y el sufrimiento que ha marcado a tantas familias en el país.
La escasez de alimentos es aguda, y muchos niños llegan a la escuela sin haber comido. La maestra Amal destaca que algunos estudiantes provienen de hogares donde no hay pan ni leche. A pesar de esta dura realidad, los niños de Sudán continúan aferrándose a momentos de alegría. En un campo de fútbol deteriorado, Zaher se arrastra de rodillas, decidido a jugar a pesar del dolor. Para él, el fútbol es una vía de escape de la dura realidad que enfrenta.
Las historias de Touma, Zaher y Ahmed son solo una pequeña muestra de la devastación que ha causado la guerra en Sudán. Sin embargo, también son un testimonio de la resiliencia humana. A pesar de las circunstancias, estos niños y sus familias continúan luchando por sobrevivir y encontrar esperanza en medio de la desesperación. La comunidad internacional debe prestar atención a esta crisis y actuar para ayudar a aquellos que han sido afectados por el conflicto. La vida de millones de niños en Sudán depende de ello.