La reciente destitución de Dina Boluarte como presidenta de Perú ha marcado un nuevo capítulo en la convulsa historia política del país. En medio de una crisis de violencia y criminalidad, el Congreso peruano tomó la decisión de destituir a Boluarte, quien había asumido el cargo en diciembre de 2022 tras la detención de su predecesor, Pedro Castillo. Este artículo explora los eventos que llevaron a su destitución, el contexto de la violencia en Perú y las implicaciones políticas de este cambio de liderazgo.
La votación que resultó en la destitución de Boluarte se llevó a cabo en la madrugada del viernes, donde el Congreso aprobó la vacancia con 118 votos a favor y ninguno en contra. La presidenta no se presentó a defenderse, argumentando que el procedimiento era «inconstitucional». Este rechazo a participar en la defensa fue interpretado por muchos como un signo de debilidad y falta de apoyo político. La situación se tornó crítica cuando, en el contexto de un aumento de la violencia, varios partidos políticos, incluidos aquellos que anteriormente habían respaldado a Boluarte, decidieron unirse para solicitar su destitución.
### Contexto de Violencia y Criminalidad en Perú
La crisis de violencia en Perú ha sido un tema recurrente en los últimos años, exacerbada por la proliferación de bandas criminales dedicadas a la extorsión y otros delitos. La situación se volvió aún más alarmante tras un ataque a la popular banda de cumbia Agua Marina, que sufrió un atentado durante un concierto en un recinto militar en Lima. Este ataque, que dejó a varios miembros del grupo heridos, fue un claro reflejo de la impunidad con la que operan estas organizaciones criminales en el país.
La violencia ha alcanzado niveles preocupantes, y la extorsión se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía. Las encuestas indican que la inseguridad es uno de los temas más discutidos en la sociedad peruana, lo que ha llevado a un creciente clamor por una respuesta efectiva del gobierno. La incapacidad de Boluarte para abordar esta crisis fue uno de los factores que impulsaron su destitución, ya que muchos legisladores consideraron que su administración no estaba a la altura de las circunstancias.
La destitución de Boluarte también se vio facilitada por la unión de fuerzas políticas que, a pesar de sus diferencias ideológicas, coincidieron en la necesidad de un cambio de liderazgo. Partidos de derecha, como Fuerza Popular y Renovación Popular, jugaron un papel crucial en la aprobación de la vacancia, lo que indica un cambio en el panorama político del país. La legisladora Norma Yarrow, durante el debate previo a la votación, expresó la frustración de muchos al afirmar que «ha crecido la extorsión, la criminalidad, pero ella sigue viviendo en una fantasía».
### Implicaciones Políticas y Futuro del País
Con la destitución de Boluarte, el presidente del Congreso, José Jerí, asumió el cargo de presidente interino. Su mandato se extenderá hasta las próximas elecciones, programadas para abril de 2026. Jerí ha prometido liderar un gobierno de reconciliación y ha declarado que «debemos declararle la guerra al crimen», lo que sugiere un enfoque más agresivo hacia la lucha contra la criminalidad.
La situación política en Perú es inestable, y la destitución de Boluarte es solo un capítulo más en una serie de cambios de liderazgo que han caracterizado al país en los últimos años. Desde 2018, Perú ha tenido seis presidentes, lo que refleja una profunda crisis de gobernabilidad. La inestabilidad política ha sido alimentada por la corrupción y el abuso de poder, con varios exmandatarios enfrentando cargos criminales.
La nueva administración de Jerí enfrentará el desafío de restaurar la confianza pública y abordar la creciente violencia que ha afectado a la sociedad peruana. La respuesta del nuevo gobierno a la crisis de seguridad será crucial para determinar su éxito y la estabilidad futura del país. Además, la proximidad de las elecciones de 2026 añade una capa adicional de complejidad, ya que los líderes políticos actuales buscan posicionarse para el futuro.
En resumen, la destitución de Dina Boluarte no solo es un reflejo de la crisis de liderazgo en Perú, sino también de la urgente necesidad de abordar la violencia y la criminalidad que han afectado a la población. La nueva administración tiene la oportunidad de cambiar el rumbo del país, pero deberá actuar con rapidez y eficacia para recuperar la confianza de los ciudadanos y enfrentar los desafíos que se avecinan.
