En las últimas semanas, Marruecos ha sido escenario de intensas manifestaciones lideradas por jóvenes que exigen cambios significativos en su país. Las protestas, que han tenido lugar en ciudades como Rabat, Marrakech, Casablanca, Tánger y Agadir, han sido impulsadas por un descontento generalizado hacia la corrupción, la crisis económica y la falta de oportunidades laborales. Los jóvenes han tomado las calles con lemas contundentes como «La salud es lo primero, no queremos el Mundial», reflejando su frustración ante la situación actual del país.
La situación en Marruecos es crítica, especialmente para la juventud. Con un índice de desempleo que alcanza el 36% en la franja de edad de 15 a 24 años, muchos jóvenes se sienten atrapados en un sistema que no les ofrece perspectivas de futuro. A esto se suma la precariedad de los servicios básicos, como la salud y la educación, que han sido objeto de críticas por parte de los manifestantes. La decisión del gobierno de invertir en infraestructuras deportivas para la Copa Mundial de Fútbol de 2030 ha sido vista como un insulto por muchos, quienes consideran que esos recursos deberían destinarse a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
### Un Movimiento Juvenil en Ascenso
El movimiento de protesta ha sido organizado en gran parte a través de redes sociales, donde colectivos anónimos como Morocco Youth Voice y GenZ212 han convocado a la juventud a unirse en la lucha por sus derechos. Estos grupos han utilizado plataformas como Discord, Instagram y TikTok para difundir su mensaje y coordinar acciones. La respuesta del gobierno ha sido la represión, con detenciones masivas de manifestantes y la prohibición de reuniones convocadas de manera anónima, recordando los momentos más oscuros de las Primaveras Árabes de 2011.
La muerte de ocho mujeres en el hospital regional Hassan II de Agadir, tras complicaciones en una cesárea, ha sido un catalizador para las protestas. Los informes sugieren que la mala administración de un anestésico pudo haber sido la causa de estas tragedias, lo que ha llevado a la población a cuestionar la calidad de los servicios de salud en el país. Las concentraciones frente al hospital han sido una respuesta directa a la falta de atención médica adecuada y a las condiciones deplorables que enfrentan los pacientes.
Los jóvenes han comenzado a articular sus demandas de manera clara y contundente. «¡Menos estadios, más hospitales!» y «Al menos en el estadio de la FIFA tendremos un kit de emergencia, nuestros hospitales no», son solo algunos de los eslóganes que han resonado en las calles. Este tipo de mensajes no solo refleja la frustración de la juventud, sino también su deseo de ser escuchados y de ver cambios reales en su entorno.
### La Respuesta del Gobierno y el Futuro de las Protestas
Ante el creciente descontento, el gobierno marroquí ha emitido comunicados en los que expresa su disposición al diálogo. Sin embargo, muchos jóvenes desconfían de estas promesas, considerando que las palabras no son suficientes ante la falta de acción concreta. La coalición gubernamental ha intentado calmar las aguas, pero la represión de las manifestaciones ha generado un clima de tensión que podría desembocar en un aumento de las protestas.
El movimiento GenZ212 se ha posicionado como una voz poderosa para la juventud marroquí, reclamando no solo cambios estructurales, sino también una nueva forma de activismo que se basa en la organización y la movilización digital. Este enfoque ha permitido a los jóvenes conectar entre sí y amplificar sus demandas, desafiando las narrativas tradicionales que han dominado el discurso político en Marruecos.
A medida que las protestas continúan, la pregunta que muchos se hacen es si el gobierno realmente escuchará a esta nueva generación de activistas. La juventud marroquí está decidida a luchar por un futuro mejor, y su capacidad para organizarse y movilizarse podría ser un factor determinante en la evolución de la situación política en el país. Las manifestaciones no solo son un reflejo de la frustración actual, sino también un indicativo de que una nueva ola de cambio podría estar en camino, impulsada por una generación que se niega a ser ignorada.