A 220 metros sobre el nivel del mar, Sopeña se asoma al río y a la carretera que atraviesa el valle como una postal detenida en el tiempo. A escasos quinientos metros de la capital municipal, Valle, esta aldea conserva un alma reconocible por su trazado tradicional cabuérnigo, sus casonas solariegas, la sombra del Plátano de Sopeña, catalogado como Árbol Singular de Cantabria n.º 12, y sobre todo, por el peso simbólico de haber sido la cuna del escritor Manuel Llano Merino, referente absoluto del costumbrismo literario del norte peninsular.
### Tierra de Palabras y Resistencia
Manuel Llano Merino (1898–1938) nació en Sopeña en el seno de una familia humilde. Fue testigo y cronista de una vida pastoril, áspera y poética. Su infancia transcurrió entre las brañas de Carmona y los rincones de su pueblo, donde trabajó como sarruján, ese oficio fronterizo entre la infancia y la obligación. La progresiva ceguera de su padre acentuó las privaciones del hogar y templó el carácter del joven, que más tarde se convertiría en uno de los narradores más singulares de la literatura española del siglo XX. Gerardo Diego, miembro de la Generación del 27, lo definió como «un poeta en prosa de primerísimo rango». Pero Sopeña no solo vio nacer a Llano. También es el lugar natal de María Concepción Gómez Llano, religiosa del siglo XX, y del escritor Elpidio de Mier, quien desarrolló parte de su carrera en Puerto Rico. Además, fue residencia habitual de la poetisa Carmen Stella de Vallejo, nacida en Buenos Aires pero profundamente vinculada al paisaje espiritual de este pueblo.
### Patrimonio y Naturaleza en Sopeña
A nivel patrimonial, Sopeña conserva construcciones de interés como la casona de Mier, del siglo XIX, diseñada en estilo barroco con ciertas variantes regionales. La iglesia dedicada a la Virgen del Carmen, de estilo neobarroco, data del siglo XX y preside la vida religiosa del pueblo, aunque no ostenta el rango de parroquia. Este título recae en la iglesia de Terán de Cabuérniga, a poca distancia. El pueblo celebra cada 16 de julio la Festividad de la Virgen del Carmen, una fecha que reúne a vecinos y visitantes en un entorno de celebración sobria, arraigada en la tradición.
Desde Sopeña se puede ascender al Coterón (685 m), una de las rutas más recomendadas por senderistas locales, que desciende por la Braña de la Cruz, ofreciendo vistas panorámicas y un contacto directo con la fauna y flora de la zona. Además, Sopeña alberga el único camping del valle de Cabuérniga, lo que lo convierte en base ideal para explorar los recursos naturales del entorno. A esto se suma una fábrica de quesos artesanales, cuyos productos han ganado reconocimiento regional por su calidad y respeto por las técnicas tradicionales. Mención aparte merece el Plátano de Sopeña, ejemplar monumental de Platanus hispanica, que alcanza los 30 metros de altura y supera los 4 metros de perímetro. Se encuentra junto a la antigua casa cuartel de la Guardia Civil, en la avenida del Carmen, y es uno de los árboles singulares protegidos por el Gobierno de Cantabria.
Sopeña representa ese modelo de aldea viva, donde pasado y presente dialogan sin fricción. Es un lugar para la contemplación, la lectura y el reencuentro con lo esencial, alejado de la prisa urbana y todavía ajeno al turismo de masas. Hoy más que nunca, en una era marcada por la inmediatez, Sopeña se ofrece como refugio de memoria y autenticidad, guardando entre sus calles de piedra, sus casonas blasonadas y sus sombras centenarias, una forma de estar en el mundo que no ha claudicado ante el olvido.