La reciente implementación de las normativas NIS2 y DORA ha marcado un cambio significativo en la forma en que las organizaciones, tanto en España como en el resto de Europa, abordan la ciberseguridad. Estas directivas no solo establecen nuevos requisitos legales, sino que también promueven un enfoque más estratégico y proactivo en la gestión de riesgos y la resiliencia operativa. En este contexto, la ciberseguridad se convierte en un elemento clave que debe estar alineado con los objetivos empresariales y ser parte integral de la agenda de la alta dirección.
El primer paso para cumplir con estas normativas es realizar un análisis de brechas que permita a las organizaciones evaluar su estado actual en relación con los requisitos establecidos. Este análisis debe ser exhaustivo y considerar todos los aspectos de la ciberseguridad, desde la gobernanza hasta los controles técnicos y operativos. Es esencial que el Chief Information Security Officer (CISO) tenga visibilidad en la alta dirección, lo que garantiza que la ciberseguridad no se vea como una mera obligación burocrática, sino como una metodología que aporta eficiencia y madurez a la organización.
### La Cadena de Suministros como Eslabón Crítico
Uno de los aspectos más destacados de la normativa NIS2 es su enfoque en la cadena de suministros, que se ha convertido en un vector crítico de ataque. La directiva exige que las organizaciones refuercen sus procesos de due diligence, clasifiquen a sus proveedores según su nivel de criticidad y establezcan mecanismos de monitorización continua. Además, es fundamental definir cláusulas contractuales claras que aborden la notificación de incidentes, lo que obliga a las empresas a anticiparse y mitigar riesgos. Este enfoque proactivo es esencial para evitar que un tercero se convierta en una vulnerabilidad para la organización.
La atención a la cadena de suministros no solo es una obligación regulatoria, sino que también representa una oportunidad para que las empresas fortalezcan su postura de seguridad. Al elevar los estándares de seguridad en toda la cadena, las organizaciones pueden reducir el riesgo de incidentes y mejorar la confianza de sus clientes y socios comerciales. Esto es especialmente relevante para las medianas empresas, que ahora también están bajo el alcance de NIS2. Aunque esto puede implicar una inversión inicial, también les brinda la oportunidad de acceder a un marco común que facilite la priorización de medidas de seguridad y aumente su madurez organizativa.
### Resiliencia Digital y Gestión del Riesgo en el Ámbito Financiero
Por otro lado, la normativa DORA introduce exigencias relacionadas con la resiliencia digital end-to-end, lo que implica una integración más profunda entre negocio y tecnología en la gestión del riesgo. Las organizaciones deben realizar simulacros y pruebas avanzadas de resiliencia operativa, así como controlar cuidadosamente las dependencias de proveedores tecnológicos, que pueden incluir desde servicios en la nube hasta fintechs. El objetivo es que la ciberseguridad deje de ser un ejercicio meramente documental y se convierta en un pilar operativo que garantice la continuidad del negocio.
La tecnología juega un papel fundamental en este proceso. Herramientas de gestión del riesgo, automatización de la seguridad, monitorización continua y soluciones de seguridad en la nube son esenciales para cumplir con las normativas. Además, el uso de cifrado avanzado y la gestión de identidades bajo un modelo Zero Trust son claves para proteger los activos de información de las organizaciones. La incorporación de inteligencia artificial también permite mejorar la eficiencia en la detección y respuesta a incidentes, ofreciendo una visibilidad y control centralizado que son imprescindibles en el entorno actual.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que existen errores comunes que las organizaciones deben evitar al abordar el cumplimiento normativo. Tratar el cumplimiento como un mero trámite burocrático, confiar en listas de verificación sin implementar realmente la resiliencia en la práctica, dejar la responsabilidad únicamente en manos del departamento de TI, descuidar la gestión de proveedores o no entender que el riesgo es dinámico y requiere una gestión holística son algunos de los errores más frecuentes. Por lo tanto, NIS2 y DORA deben ser vistas como palancas para fortalecer la cultura de ciberseguridad dentro de las organizaciones.
La implicación de la alta dirección es crucial en este proceso. No solo porque la responsabilidad recae directamente sobre ellos, sino porque su compromiso permite posicionar la seguridad como una inversión estratégica en resiliencia y competitividad. Al integrar la ciberseguridad en la estrategia empresarial, las organizaciones no solo cumplen con las normativas, sino que también se preparan para enfrentar los desafíos del futuro en un entorno digital cada vez más complejo y amenazante.