La situación actual de las redes eléctricas en España ha llevado a las principales compañías energéticas a intensificar su presión sobre la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para que se realicen mejoras en la tasa de retribución de las redes. Con un alarmante 83,4% de la capacidad de las líneas de media y baja tensión saturadas, Iberdrola y Endesa han manifestado su preocupación por el impacto que esto podría tener en las inversiones futuras y en el desarrollo de la infraestructura eléctrica del país.
La propuesta reciente de la CNMC de aumentar la tasa de retribución del 5,58% actual al 6,5% para el periodo 2026-2031 no ha sido bien recibida por el sector. Las empresas energéticas argumentan que esta cifra es insuficiente y que debería elevarse al menos al 7,5%, alineándose con las tasas de otros países europeos. Mario Ruiz-Tagle, consejero delegado de Iberdrola España, subrayó que el 92% de los nudos de su empresa están copados, lo que limita su capacidad para satisfacer la demanda de nueva energía. «De cada 100 MW que se nos pedían, solo podíamos ofrecer 10 MW», afirmó en un foro energético, destacando la gravedad de la situación.
Por su parte, José Bogas, consejero delegado de Endesa, también expresó su descontento con la propuesta de la CNMC, señalando que no refleja los valores de mercado europeo y que introduce niveles de riesgo que desincentivan la inversión. Ambos directivos coincidieron en la necesidad de un marco regulatorio estable, especialmente tras el apagón de abril que evidenció la vulnerabilidad de la red eléctrica española.
### La Saturación de la Red y sus Consecuencias
La saturación de las redes eléctricas no solo afecta la capacidad de las empresas para atender la demanda, sino que también tiene repercusiones en la integración de energías renovables. Las restricciones técnicas impuestas por Red Eléctrica para reforzar el sistema han llevado a un aumento en el porcentaje de energía renovable que no puede ser utilizada, alcanzando niveles históricos de desecho. Esto es preocupante en un momento en que la transición hacia fuentes de energía más limpias es crucial para el futuro energético del país.
Las empresas energéticas han hecho hincapié en la necesidad de un modelo retributivo que no solo atraiga inversiones, sino que también refleje los riesgos asociados a la actividad. Bogas enfatizó que el actual marco no se alinea con las ambiciones de transformación que se requieren para modernizar la infraestructura eléctrica. «Necesitamos un modelo más alineado con el resto de países de nuestro entorno que permita atraer capital y talento para reforzar nuestras infraestructuras. Esto es fundamental», recalcó.
### Diálogo sobre la Energía Nuclear
En medio de este contexto, el debate sobre la energía nuclear también ha cobrado relevancia. Tanto Iberdrola como Endesa han manifestado su disposición a dialogar con el Ministerio para la Transición Ecológica sobre la revisión del calendario de cierre de las plantas nucleares. Ruiz-Tagle advirtió que sería un error cerrar la planta de Almaraz mientras se mantienen abiertas otras cinco. Esta postura refleja un consenso entre las compañías sobre la importancia de la energía nuclear en la matriz energética del país.
Bogas, en su intervención, destacó que las tres líneas rojas establecidas por el Gobierno para solicitar una prórroga nuclear son garantizar el suministro, evitar costos adicionales y contribuir a la seguridad. A su juicio, la energía nuclear puede cumplir estos objetivos, incluso mejorando el esquema económico actual. La necesidad de un enfoque equilibrado que contemple tanto la sostenibilidad como la seguridad del suministro energético es más relevante que nunca en el contexto actual.
La presión de las energéticas para mejorar la regulación de las redes eléctricas y el debate sobre la energía nuclear son solo dos de los muchos desafíos que enfrenta el sector energético en España. A medida que el país avanza hacia una mayor sostenibilidad, la necesidad de un marco regulatorio que fomente la inversión y garantice la seguridad del suministro se vuelve cada vez más apremiante. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para definir el futuro del sistema eléctrico español y su capacidad para adaptarse a las demandas de un mundo en constante cambio.