En los últimos años, Cantabria ha experimentado un notable aumento en la inmigración, con un enfoque particular en la llegada de ciudadanos de países como Colombia, Rumanía y Perú. Este fenómeno no solo está transformando la demografía de la región, sino que también plantea importantes desafíos y oportunidades para el futuro económico y social de Cantabria.
La situación demográfica de Cantabria es preocupante. Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), se estima que en la próxima década se jubilarán alrededor de 66,400 trabajadores en la región. Sin embargo, la población joven que podría reemplazarlos es significativamente menor, con solo 18,686 personas en el rango de edad de 6 a 15 años. Esto significa que, a medida que la población envejece, la necesidad de mano de obra joven se vuelve cada vez más urgente. En este contexto, la inmigración se presenta como una solución viable para cubrir el déficit laboral que se avecina.
Desde la pandemia, la presencia de inmigrantes afiliados a la Seguridad Social en Cantabria ha crecido de manera exponencial. En abril de 2025, la región alcanzó un récord de 19,500 trabajadores extranjeros, superando las cifras anteriores y marcando un aumento significativo respecto a los 12,473 registrados antes de la pandemia. Este crecimiento continuó en los meses siguientes, alcanzando los 21,550 inmigrantes con contrato laboral en julio de 2025. Las proyecciones indican que esta tendencia ascendente no solo se mantendrá, sino que se intensificará en los próximos años, con la llegada esperada de 36,620 personas extranjeras entre 2026 y 2035.
### La Procedencia de los Nuevos Residentes
El perfil de los inmigrantes que llegan a Cantabria ha cambiado notablemente en los últimos años. Tradicionalmente, la mayoría de los inmigrantes provenían de países de la Unión Europea, pero desde 2022, ha habido un aumento significativo en la llegada de ciudadanos de países fuera de Europa. En 2022, se registraron 8,234 extranjeros de fuera de Europa, cifra que se duplicó en 2025, alcanzando los 16,163.
Entre las nacionalidades que más han crecido en Cantabria, los colombianos lideran la lista con 3,223 afiliados a la Seguridad Social, seguidos de los rumanos con 2,644 y los peruanos con 2,157. Este cambio en la composición demográfica refleja no solo las condiciones económicas y sociales en los países de origen, sino también las oportunidades que Cantabria ofrece a los inmigrantes en términos de empleo y calidad de vida.
La llegada de ucranianos también ha sido notable, especialmente a raíz del conflicto bélico en su país. En 2021, antes de la guerra, había solo 314 ucranianos en Cantabria, cifra que se ha incrementado a 642 en 2025. Esta situación ha llevado a Ucrania a posicionarse entre las diez nacionalidades con mayor presencia en la región, aunque aún no ha superado a otras nacionalidades con una mayor representación.
Los datos muestran que la inmigración en Cantabria no solo está impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades económicas, sino también por la necesidad de huir de situaciones de crisis en sus países de origen. La diversidad de nacionalidades que ahora residen en Cantabria enriquece la cultura local y contribuye a la economía regional, pero también plantea desafíos en términos de integración y cohesión social.
### Impacto Económico y Social de la Inmigración
La llegada de inmigrantes a Cantabria tiene un impacto significativo en la economía local. Estos nuevos residentes no solo ocupan puestos de trabajo en sectores que requieren mano de obra, sino que también contribuyen al sistema de seguridad social y al crecimiento económico de la región. La diversidad de habilidades y experiencias que traen consigo puede ser un motor de innovación y desarrollo en diferentes sectores, desde la agricultura hasta los servicios.
Sin embargo, el aumento de la inmigración también presenta desafíos. La integración de los nuevos residentes en la sociedad cántabra es fundamental para asegurar una convivencia armoniosa. Esto implica no solo el acceso a empleo y vivienda, sino también la inclusión en la vida social y cultural de la región. Las políticas públicas deben enfocarse en facilitar la integración de los inmigrantes, promoviendo programas de aprendizaje del idioma, formación profesional y acceso a servicios básicos.
Además, es crucial abordar las percepciones y actitudes hacia la inmigración en la sociedad local. La xenofobia y el racismo pueden surgir en contextos de cambio demográfico rápido, por lo que es esencial fomentar el diálogo y la comprensión entre las diferentes comunidades. La educación juega un papel clave en este proceso, promoviendo valores de respeto y diversidad desde una edad temprana.
En resumen, la inmigración en Cantabria está en un momento de transformación. Con un aumento significativo en la llegada de ciudadanos de Colombia, Rumanía, Perú y otros países, la región se enfrenta a la oportunidad de revitalizar su economía y su sociedad. Sin embargo, también es fundamental que se implementen políticas adecuadas para garantizar la integración y el bienestar de todos los residentes, creando así un futuro más inclusivo y próspero para Cantabria.