En plena temporada estival, cuando el turismo se desplaza hacia el norte en busca de frescura, Santander emerge como uno de los destinos gastronómicos más sólidos del país. Bañada por el mar Cantábrico, la capital cántabra no solo ofrece playas, historia y paisaje, sino también una cultura del tapeo arraigada, versátil y en constante evolución. Basta recorrer sus calles, terrazas y callejones para encontrar auténticos templos del producto, donde la calidad se sirve en pequeñas dosis llenas de sabor. Aquí, la tapa no es un apéndice, sino un formato noble que honra el recetario cántabro y lo reinterpreta con respeto y creatividad. Presentamos cinco espacios esenciales para descubrir el picoteo de verdad en Santander, desde los más desenfadados hasta los más refinados.
El Sol
Dirección: Calle Santa Lucía, 32
Especialidad: Cocina vegetal creativa, tartar de atún y ensaladilla
Comenzamos por uno de los locales más populares del verano santanderino. En El Sol, el producto es el protagonista indiscutible. No admiten reservas: el que llega, se queda. Entre sus platos más destacados están la ensaladilla de autor, el tartar de atún con yema curada y el original boniato asado sobre yogur y tahini con salsa macha y cebolla encurtida. Con un ambiente relajado y mesas que se llenan desde temprano, El Sol representa lo mejor del tapeo sin artificios, pero con técnica y personalidad.
Tetuán 23
Dirección: Calle Tetuán, 23
Especialidad: Croquetas perfectas y postres con carácter
Ubicado en una de las calles más gastronómicas de la ciudad, Tetuán 23 se ha ganado la reputación de preparar algunas de las mejores croquetas de Santander. Su textura impecable, crujiente por fuera y cremosa por dentro, convierte cada bocado en una experiencia. Para los amantes del dulce, su flan al vapor de crema de orujo con chantilly de vainilla es una auténtica revelación. Un espacio que demuestra que la tradición puede mantenerse fresca cuando se ejecuta con excelencia.
La Bena
Dirección: Calle Lope de Vega, 15
Especialidad: Tartar de picaña, pastrami, ensaladas con fruta
La Bena se define a través del respeto al producto y una carta que combina sencillez y creatividad. El tartar de picaña, el pastrami con berenjena asada o el paté de campaña con encurtidos caseros son buenos ejemplos de cómo se puede elevar el tapeo sin alejarse de su esencia. Su plato estrella del verano es una ensalada de tomate con fresas, albahaca y queso de cabra, una combinación ligera que resume su espíritu: honesto, sabroso y sin estridencias.
Casimira
Dirección: Calle Casimiro Sainz, 8
Especialidad: Tortilla de patatas y catas privadas de vino
En Casimira, el concepto es doble: se puede disfrutar de una tapa en barra o reservar una sala privada para una cata de vinos. Pero lo que ha dado fama a este local es su tortilla de patatas, de corte clásico, jugosa, con cebolla caramelizada y muy bien equilibrada. Una propuesta que equilibra lo gastronómico con lo enológico, ideal tanto para cenas informales como para encuentros con más profundidad sensorial.
Tasca Bonifaz
Dirección: Calle Bonifaz, 5
Especialidad: Cecina aliñada y quesos seleccionados
Cerramos este recorrido con uno de los nombres imprescindibles en cualquier guía local: Tasca Bonifaz. Aquí, la cecina de vaca de León aliñada es puro umami, y su tabla de quesos, con diez variedades, ofrece un recorrido sensorial por la geografía del sabor. Clásica en su estética pero moderna en su servicio, Bonifaz es el sitio perfecto para los amantes del producto auténtico, del buen pan, del vino bien servido y del tapeo sin reloj.
La cultura gastronómica de Santander no es una moda ni una concesión al turismo: es parte integral de su identidad. Tapear aquí es participar de una costumbre colectiva, de un saber popular que se transmite de barra en barra y de cocina en cocina. Cada uno de estos cinco locales representa una versión distinta de esa verdad culinaria compartida: unos más tradicionales, otros más audaces, pero todos comprometidos con el sabor, la calidad y la experiencia del cliente.