El Senado de Estados Unidos ha logrado aprobar la ley presupuestaria conocida como la «ley grande y bella» de Donald Trump, tras una intensa sesión de votación que se extendió por más de 26 horas. A pesar de contar con una mayoría republicana de 53 senadores, la votación no estuvo exenta de controversias, ya que tres senadores republicanos se opusieron a la medida, lo que obligó al vicepresidente J.D. Vance a emitir el voto de desempate para que la ley avanzara. Ahora, la propuesta se dirige nuevamente a la Cámara de Representantes, donde se anticipa que enfrentará un estrecho margen de aprobación, similar al que tuvo en mayo, cuando fue aprobada por un solo voto.
La maratónica votación en el Senado culminó con un empate de 50 votos, lo que llevó a Vance a desempeñar un papel crucial en la decisión final. Aunque la mayoría de las leyes requieren 60 votos para ser aprobadas, esta legislación presupuestaria se benefició de un proceso conocido como ‘reconciliación’, que permite su aprobación con una mayoría simple. La fecha límite para su aprobación es el 4 de julio, lo que añade presión a los legisladores para que actúen rápidamente.
La ley, que ha generado un intenso debate interno entre los republicanos, incluye recortes significativos en programas de salud pública como Medicaid y Medicare, así como la creación de un fondo de 25.000 millones de dólares para hospitales rurales. Sin embargo, la propuesta ha sido criticada por los demócratas, quienes la consideran radical y perjudicial para los programas asistenciales. Elon Musk, un influyente empresario, ha expresado su desacuerdo con Trump, advirtiendo que aquellos que apoyen la ley podrían enfrentar consecuencias políticas en las próximas primarias.
La «One, Big, Beautiful Bill» (BBB) es una ley ómnibus que abarca múltiples propuestas fiscales y de gasto, con un total de 960 páginas. Entre sus principales objetivos se encuentran la reducción de impuestos, el recorte de gastos y la priorización de ciertas iniciativas legislativas. Una de las propuestas más destacadas es la creación de la ‘cuenta Trump’, que otorgaría 1.000 dólares a cada recién nacido, destinados a ser invertidos en el mercado de valores.
Desde la Casa Blanca, se argumenta que los recortes de gasto se enfocarán en programas considerados «fraudulentos o derrochadores». Sin embargo, se estima que cerca de 12 millones de estadounidenses podrían perder su seguro médico como resultado de estas medidas. Además, la ley incluye propuestas para reducir los préstamos estudiantiles y recortar en un 20% el programa de cupones de alimentos, lo que ha generado un fuerte rechazo entre los opositores.
La Oficina de Presupuesto del Congreso, que evalúa el impacto de las leyes en las finanzas públicas de manera no partidista, ha advertido que la implementación de esta ley podría aumentar la deuda nacional en más de tres billones de dólares para el año 2034. A pesar de que Trump ha visto disminuir su apoyo popular en las encuestas, esta victoria legislativa representa un impulso significativo para su administración, especialmente en un momento en que se acercan las elecciones legislativas del próximo año.
En este contexto, Trump ha estado presionando a los senadores republicanos que se mostraban reacios a respaldar la ley, buscando consolidar su poder y asegurar que se registren victorias políticas antes de que las elecciones puedan limitar su influencia. La situación actual refleja un panorama político en el que las decisiones se toman en gran medida en función de la voluntad del presidente, lo que plantea interrogantes sobre el futuro del liderazgo republicano y la dirección de las políticas en Estados Unidos.
La ley presupuestaria de Trump no solo es un reflejo de su agenda política, sino que también pone de manifiesto las divisiones internas dentro del Partido Republicano. A medida que se acerca la fecha límite para su aprobación, todos los ojos estarán puestos en la Cámara de Representantes, donde se espera que la ley enfrente un nuevo conjunto de desafíos. La dinámica política en Washington continúa evolucionando, y la capacidad de Trump para navegar estas aguas turbulentas será crucial para su futuro y el del Partido Republicano.