La reciente campaña orquestada por un grupo de mujeres militares en redes sociales contra María Corina Machado (MCM) no es más que otro capítulo en la larga lista de intentos del régimen venezolano por desacreditar a una líder que se ha convertido en la pesadilla de Nicolás Maduro y su cúpula. Esta maniobra, que según reportes emana de directrices del Comandante General de la Guardia Nacional Bolivariana, busca pintar a María Corina como una amenaza a la soberanía nacional, acusándola de incitar conflictos con Estados Unidos y de promover «desastres» para Venezuela, bombardeos o de ser una «enemiga de la patria», en un intento fallido de desviar la atención de los verdaderos problemas: la crisis humanitaria, el colapso económico y la represión brutal contra quienes se atreven a alzar la voz. Sin embargo, estos artificios solo revelan el miedo y la impotencia de un régimen que no sabe cómo frenar el liderazgo incontenible de MCM.
Desde los comandos fronterizos de los estados Táchira y Apure, mujeres militares, probablemente obligadas por la elite que le sirve a la dictadura, han sido instruidas para grabar videos cargados de improperios y acusaciones sin fundamento. Con uniformes impecables y discursos ensayados, llaman a Machado «derecha ultra fascista» y la señalan de apoyar supuestos bombardeos estadounidenses contra Irán o incluso contra Venezuela. Estas palabras, llenas de imprecisiones y desvaríos, no solo carecen de credibilidad, sino que exponen la desesperación de un régimen que recurre a la propaganda más burda para intentar opacar la verdad que María Corina representa.
El lema «mujeres guerreras y victoriosas» que acompaña estas publicaciones no puede estar más lejos de la realidad. Muchas de ellas, probablemente, actúan bajo órdenes estrictas, no se enfrentan a un enemigo externo, sino que son utilizadas para atacar a una venezolana que ha dedicado su vida a la lucha por la libertad. María Corina no promueve la violencia, como falsamente la acusan; su lucha es la de un pueblo que ha sido vejado por un régimen que expropia, reprime y entrega los recursos del país a potencias extranjeras mientras los venezolanos padecen hambre y miseria.
No es la primera vez que intentan difamarla. No le perdonan que, con valentía, se enfrentó en plena sesión del parlamento a Hugo Chávez y le dijera en su cara que «expropiar es robar». No le perdonan que denunciara la entrega del Esequibo a Guyana, que expusiera ante la OEA los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen, ni que liderara a un pueblo que, el pasado 28 de julio, derrotó contundentemente a Maduro en las urnas. María Corina no es solo una líder política; es el símbolo de la resistencia venezolana, de la esperanza de millones que ven en ella la posibilidad de un país libre y próspero. Cada video, cada insulto, solo fortalece su posición como la líder que Venezuela necesita.
El régimen puede seguir desplegando sus recursos, usando a las Fuerzas Armadas como instrumento de propaganda, pero la verdad es que no pueden con María Corina Machado. Cada ataque, cada video, cada insulto, solo fortalece su posición como la líder que Venezuela necesita. Porque mientras ellos se esconden detrás de uniformes y discursos vacíos, MCM sigue luchando junto al pueblo, hablando con claridad y defendiendo la soberanía de una nación que no se rinde.
María Corina se posiciona como una voz autorizada para proponer una visión regional: La Doctrina Machado. Esta tesis surge en un momento crítico para la región, donde regímenes autoritarios en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua amenazan los valores democráticos, mientras que la migración masiva, la crisis económica y la inestabilidad política afectan a toda la región. Inspirada en la Doctrina Monroe, que buscó proteger a las Américas de intervenciones extranjeras, y la Doctrina Betancourt, que promovió la no coexistencia con dictaduras, la Doctrina Machado plantea una nueva alianza hemisférica para restaurar y proteger la democracia.
La Doctrina Machado se fundamenta en la premisa de que la libertad de los pueblos americanos está interconectada: la opresión en un país tiene consecuencias directas en la estabilidad y prosperidad de sus vecinos. Como Machado ha señalado, «Liberar a Venezuela es el primer paso, luego liberar a Cuba y Nicaragua. Por primera vez vamos a tener un continente de países democráticos». Este enfoque regional busca abordar las causas estructurales de la inestabilidad, como la falta de democracia, la corrupción, la represión, y las alianzas de esos regímenes con las redes del crimen organizado en los que figuran corporaciones dedicadas al narcotráfico y al terrorismo, todo lo cual configura una amenaza cierta contra la paz, la seguridad y la estabilidad de nuestro hemisferio unido bajo principios de libertad y justicia.
La «Doctrina Machado» combina la resistencia pacífica, la presión internacional y la reconstrucción económica para enfrentar las dictaduras y sus consecuencias regionales. Al promover una coalición hemisférica, sanciones selectivas y el empoderamiento ciudadano, la Doctrina Machado busca no solo liberar a Venezuela, sino transformar a las Américas en un continente de democracias resilientes, donde los ciudadanos sean los verdaderos protagonistas del cambio. Como Machado ha afirmado, «Venezuela será libre y las Américas estarán libres de comunismo por primera vez en la historia». Esta doctrina es un llamado a la acción para que los pueblos y gobiernos de la región trabajen juntos por un futuro de libertad y prosperidad. La «Doctrina Machado» se presenta como una propuesta estratégica que combina principios universales, pragmatismo geopolítico y un enfoque centrado en los ciudadanos para enfrentar el autoritarismo y promover democracias resilientes en Iberoamérica.