El Monasterio de Montserrat, un emblemático lugar en Barcelona, estaba preparado para celebrar actos conmemorativos por su milenario. Sin embargo, la visita de los reyes Felipe y Letizia se vio marcada por una fuerte manifestación independentista que obligó a modificar su ruta de acceso. La protesta, convocada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), reunió a alrededor de 200 manifestantes que expresaron su descontento con la monarquía y la presencia de los reyes en un evento tan significativo para la cultura catalana.
Los monarcas inicialmente planeaban llegar por la entrada principal del monasterio, pero debido a la situación de seguridad provocada por el corte de la carretera principal, se optó por una entrada alternativa a través de unos jardines interiores. La tensión aumentó en el momento de su llegada, lo que llevó a la intervención de las fuerzas policiales para controlar la situación.
Los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica de Cataluña, enfrentaron críticas por los controles que impusieron ante la visita real. Los manifestantes, que portaban banderas independentistas y pancartas en contra de la monarquía, denunciaron lo que consideraron una provocación por parte de la Casa Real. La situación se tornó más tensa, y se produjeron cargas policiales para mantener el orden, resultando en la identificación de al menos un manifestante por presuntamente agredir a un agente con un palo de bandera.
A pesar de los incidentes, el acto central del milenario continuó con la presencia de diversas personalidades, incluido el presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Sin embargo, la ANC decidió desconvocar la concentración una vez que los reyes se encontraban en el interior del monasterio, lo que permitió que el evento se desarrollara sin más interrupciones.
Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat, se pronunció en redes sociales sobre la visita de los reyes, calificándola de provocación y parte de un plan para «españolizar» Cataluña. En su mensaje, criticó la presencia de los monarcas en Montserrat y sugirió que la intervención policial tenía como objetivo evitar que el rey se sintiera incómodo durante su visita. Puigdemont concluyó su comentario con un deseo de que la hoguera de San Juan, que se celebra en la misma fecha, simbolizara la resistencia contra lo que él considera un intento de opresión.
La situación en Montserrat refleja la creciente tensión entre el movimiento independentista catalán y la monarquía española, un conflicto que ha estado presente en la política española durante años. Las manifestaciones en torno a la visita real no solo evidencian el descontento con la monarquía, sino también la persistente lucha por la autodeterminación de Cataluña.
Este episodio pone de manifiesto la complejidad de la relación entre la Casa Real y la comunidad catalana, donde la historia, la cultura y la política se entrelazan de manera intrincada. La visita de los reyes, que debería haber sido un momento de celebración, se convirtió en un escenario de confrontación y reivindicación por parte de un sector de la sociedad catalana que sigue luchando por sus derechos y su identidad.