En el tranquilo barrio de Velo, ubicado en la localidad cántabra de Puente Arce, se erige una de las construcciones defensivas más emblemáticas de la región: la Torre de Velo, también conocida como Torre de Santiyán. Este monumento, declarado Bien de Interés Cultural en 1983, no solo es un testimonio de la rica historia de Cantabria, sino que también ha sido objeto de admiración internacional tras su restauración. Su arquitectura y su historia la convierten en un lugar fascinante para los amantes de la cultura y la historia.
### Historia y Función de la Torre de Velo
La Torre de Velo fue construida en el siglo XIII por el linaje de los Ceballos, con el objetivo de controlar el tránsito fluvial en el río Pas. Esta fortaleza no solo servía como un punto de vigilancia, sino que también era un lugar donde se cobraba el paso de las embarcaciones que cruzaban el río. A lo largo de los siglos, la propiedad de la torre cambió de manos, pasando por familias influyentes como los Escalante, los Ayala y los Guevara de Guipúzcoa, hasta llegar a los Santiyán, quienes realizaron una significativa reforma en 1687.
La torre, con su sólida planta cuadrada de 9,5 metros de lado y una altura de aproximadamente 16 metros, está construida principalmente en mampostería, aunque los vanos y esquinas están elaborados en sillería. Su diseño incluye una elegante cubierta a cuatro aguas y almenas, que evocan su función defensiva. En la parte superior, se pueden observar algunas gárgolas, vestigios de su pasado medieval. El recinto que rodeaba la torre contaba con un sistema de fosos y tres torreones circulares, de los cuales aún se conservan algunos restos.
Una de las características más destacadas de la Torre de Velo es su monumental portalada, que da acceso al recinto. Esta portalada está compuesta por un arco de medio punto flanqueado por pilastras y coronado por un gran escudo de los Santiyán, adornado con leones rampantes y elementos decorativos de estilo herreriano. Aunque algunos atribuyen la autoría de esta portada a Juan de Herrera, el arquitecto detrás de El Escorial, su autoría sigue siendo objeto de debate entre los expertos.
### La Restauración y Reconocimiento Internacional
Después de siglos de uso y abandono, la Torre de Velo fue rehabilitada por los arquitectos Eduardo Fernández Abascal y Floren Muruzabal. Su intervención no solo buscó preservar la esencia histórica de la torre, sino también adaptarla como residencia privada. Este esfuerzo de restauración fue reconocido con varios premios, incluyendo el Premio Europa Nostra y el galardón del Instituto Internacional de Castillos Históricos, así como el premio Cantabria Nostra por la restauración de su escalera principal.
La rehabilitación de la Torre de Velo es un ejemplo de cómo se puede dar una nueva vida a un monumento histórico, manteniendo su integridad y valor cultural. La torre no solo representa un legado arquitectónico, sino que también se ha convertido en un símbolo de la historia de Cantabria. Su entorno, que incluye el río Pas y la carretera comarcal entre Revilla de Camargo y Puente Arce, la convierte en un destino ideal para quienes buscan explorar la historia y la arquitectura rural del norte de España.
La Torre de Velo es un claro ejemplo del encuentro entre el gótico tardío militar y el clasicismo regional de la época barroca. Su historia, arquitectura y el reconocimiento que ha recibido la convierten en un lugar de interés no solo para los locales, sino también para turistas y estudiosos de la historia. Este monumento es un recordatorio de la rica herencia cultural de Cantabria y de la importancia de preservar estos tesoros para las futuras generaciones. La Torre de Velo, con su imponente presencia y su fascinante historia, sigue siendo un símbolo de la identidad cántabra y un testimonio del paso del tiempo en esta región del norte de España.