La Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) 2025 ha comenzado en Alcalá de Henares, donde 6,500 estudiantes se enfrentan a un reto crucial para su futuro académico. Este año, las pruebas se llevan a cabo en cinco sedes de la Universidad de Alcalá (UAH), y los estudiantes deben demostrar sus conocimientos en asignaturas troncales y específicas. La primera jornada comenzó con el examen de Lengua Castellana y Literatura, que se realizó en diferentes horarios según la modalidad de cada alumno. La atmósfera en las puertas de la Facultad de Medicina estaba cargada de nervios y expectativas, reflejando la importancia de estos exámenes para los jóvenes.
Los estudiantes, como Rocío, expresaron sus inquietudes antes de entrar al aula. Para ella, Historia de España y Matemáticas son las asignaturas que más le generan ansiedad. A pesar de ello, su objetivo es obtener un 5, suficiente para acceder a la carrera que desea. Marcos, otro alumno, comparte su preocupación por el cambio de modelo de examen, argumentando que los estudiantes del año anterior tuvieron un proceso más sencillo debido a las adaptaciones por la pandemia. Por otro lado, Israel se muestra más optimista, esperando que su desempeño dependa de los temas de Literatura.
La PAU 2025 se desarrolla en un contexto donde los exámenes se han vuelto más exigentes. Este año, se han implementado cambios significativos en el formato de las pruebas, incluyendo una penalización por faltas de ortografía y un aumento en el porcentaje de preguntas prácticas. Estas modificaciones buscan elevar el nivel de exigencia y preparar mejor a los estudiantes para los desafíos académicos que enfrentarán en la universidad. La penalización máxima por faltas de ortografía es de 2 puntos para Lengua Castellana y Literatura II, 1.5 puntos para el examen de lengua extranjera y 1 punto para el resto de las materias. Además, se ha establecido que al menos un 20% de las preguntas serán prácticas, lo que representa un cambio notable respecto al modelo anterior, que permitía más opciones de elección y la posibilidad de descartar materias.
A medida que los estudiantes avanzan en la PAU, también surgen quejas sobre la falta de tiempo durante los exámenes. Muchos alumnos han expresado que se sienten presionados por el tiempo limitado de 90 minutos para cada prueba, lo que les lleva a apresurarse y, en algunos casos, a no poder completar todas las preguntas. Aunque no hay quejas generalizadas sobre la dificultad de los exámenes, la gestión del tiempo se ha convertido en un tema recurrente entre los estudiantes, quienes han estado entrenando para optimizar su rendimiento en este aspecto durante todo el curso.
Por otro lado, la PAU no solo afecta a los estudiantes, sino que también involucra a un equipo de correctores que se encargan de evaluar los exámenes. Este año, los correctores recibirán diferentes indemnizaciones según su rol y el número de exámenes que corrijan. Por ejemplo, el presidente o secretario del tribunal puede ganar hasta 1,777 euros por su trabajo durante los cuatro días de la PAU, mientras que el personal de apoyo puede recibir alrededor de 400 euros. Además, los correctores reciben un pago adicional de 2.30 euros por cada ejercicio que califican, lo que refleja la importancia de su labor en el proceso de evaluación.
La PAU 2025 también ha sido marcada por la situación excepcional en algunas comunidades autónomas. Por ejemplo, los estudiantes de Valencia, que se vieron afectados por la dana, comenzarán sus exámenes más tarde, en julio. Esto ha generado una sensación de desigualdad entre los estudiantes de diferentes regiones, quienes deben adaptarse a circunstancias distintas en un momento tan crucial de sus vidas académicas.
En este contexto, la PAU se convierte en un reflejo de las tensiones y expectativas que enfrentan los jóvenes en su camino hacia la educación superior. Con un sistema de evaluación que busca adaptarse a las necesidades actuales y preparar a los estudiantes para los retos del futuro, la PAU 2025 se presenta como un hito significativo en la vida académica de miles de jóvenes en España. A medida que los exámenes avanzan, la comunidad educativa observa con atención los resultados y el impacto que tendrán en el futuro académico de estos estudiantes.