Este domingo, dos puentes en las regiones rusas de Briansk y Kursk colapsaron, resultando en al menos siete muertes y cerca de 70 heridos, entre los cuales se encuentran varios niños. El incidente ocurrió cuando un tren de pasajeros, que transportaba a 388 personas, fue sorprendido por el derrumbe de la infraestructura, según informó el gobernador de Briansk, Alexandr Bogomaz.
Las primeras informaciones indicaron que el colapso en Briansk podría haber sido causado por una «intervención ilegal en las actividades del transporte». Sin embargo, posteriormente, las autoridades confirmaron que las explosiones fueron la causa del desastre. El gobernador Bogomaz detalló que la voladura del puente se produjo mientras el tren Klimov-Moscú estaba en circulación, lo que resultó en la muerte de varios pasajeros y del conductor de un camión que transitaba por el puente en ese momento.
Los servicios de emergencia han desplegado casi 200 efectivos para atender la situación y ayudar a las víctimas. Hasta ahora, se ha reportado que 47 personas han sido hospitalizadas debido al descarrilamiento de la locomotora y otros cuatro vagones del tren. Las imágenes y videos que circulan en redes sociales muestran el caos y el llanto de los niños tras la explosión, lo que ha conmocionado a la población.
En cuanto al colapso en Kursk, este ocurrió cuando una locomotora de un tren de mercancías pasaba por el puente, que posteriormente se incendió. Afortunadamente, no se han reportado víctimas mortales en este incidente, aunque el maquinista sufrió una lesión en la pierna.
La situación ha generado una serie de acusaciones políticas. El senador ruso Andréi Klishas, cercano al Kremlin, ha señalado a Ucrania como responsable de la voladura del puente en Briansk, describiendo a Ucrania como una «organización terrorista». Klishas ha instado a reforzar la seguridad en el transporte ferroviario en las regiones fronterizas, argumentando que la proximidad de un «enclave terrorista» hace difícil evitar tragedias similares.
Este trágico evento se produce en un contexto de tensiones continuas entre Rusia y Ucrania, donde se han registrado bombardeos transfronterizos y ataques con drones desde el inicio del conflicto hace más de tres años. A pesar de las circunstancias, Rusia había propuesto reanudar las negociaciones de paz con Ucrania en Estambul, aunque Kiev aún no ha confirmado su participación.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos, que no solo reflejan la inestabilidad en la región, sino que también ponen de relieve la vulnerabilidad de la infraestructura en medio de un conflicto armado. Las autoridades rusas continúan investigando las causas del colapso de los puentes y la posibilidad de que se trate de un acto deliberado, mientras que las familias de las víctimas enfrentan un doloroso proceso de duelo y recuperación.