El caso de abusos sexuales en el colegio Highlands ha tomado un giro alarmante con la reciente denuncia de ocho niñas que acusan al ex capellán Marcelino Núñez. Este escándalo ha desatado una ola de indignación y ha puesto en tela de juicio la responsabilidad de la dirección del centro educativo y de la congregación a la que pertenecía el religioso. La situación se ha vuelto crítica, y la comunidad educativa se encuentra en un estado de alerta ante la gravedad de las acusaciones.
La primera denuncia surgió a raíz de un taller de concienciación sobre el abuso sexual que el colegio implementó tras el estallido del caso. Durante una de estas sesiones, una niña de seis años reveló que había sido víctima de abusos por parte de Núñez, lo que llevó a la dirección del colegio a informar a las autoridades y a la familia afectada. La actual directora del centro, quien asumió el cargo tras la destitución del anterior director, ha manifestado su compromiso con la investigación y su deseo de que se esclarezcan los hechos.
### Denuncias y Responsabilidades
La situación se complica aún más con la solicitud de la familia de la primera víctima, que ha pedido al juez que impute al ex director del colegio, Jesús María Delgado, y a dos profesoras, conocidas como miss Marilou y miss Madeleine, por presunto encubrimiento. Según los padres, el ex director fue advertido sobre el comportamiento sospechoso del cura, pero decidió mantenerlo en contacto con los menores, lo que ha llevado a la exigencia de que el colegio sea investigado como responsable civil subsidiario. Esta acusación se basa en la supuesta falta de aplicación de los protocolos de protección de menores que deberían haber estado en vigor en la institución.
La congregación Legionarios de Cristo, a la que pertenecía Núñez, también ha sido señalada por ignorar las advertencias sobre el comportamiento del religioso. La acusación sostiene que tanto el ex director como las profesoras podrían haber tenido conocimiento de los hechos y no actuaron conforme a la ley, ya que la menor había informado a sus profesoras sobre los abusos sin que se tomaran medidas adecuadas.
### La Reacción de la Comunidad Educativa
La indignación social ha crecido exponencialmente desde que se conocieron las primeras denuncias. Las familias del entorno escolar y los colectivos de protección de la infancia han exigido responsabilidades tanto a nivel institucional como eclesiástico. La comunidad educativa se siente traicionada y vulnerable, y muchos padres han comenzado a cuestionar la seguridad de sus hijos en el colegio. La presión social ha llevado a que se convoquen manifestaciones y reuniones para exigir justicia y medidas concretas que garanticen la protección de los menores.
La investigación, que está siendo llevada a cabo por la Policía Nacional y supervisada por el juzgado competente, sigue abierta. No se descartan nuevas imputaciones o detenciones en los próximos días, lo que mantiene a la comunidad en un estado de expectación y preocupación. La situación ha puesto de manifiesto la necesidad de revisar los protocolos de protección infantil en las instituciones educativas y de garantizar que se tomen medidas efectivas para prevenir futuros abusos.
El caso del colegio Highlands es un recordatorio doloroso de la vulnerabilidad de los menores y de la importancia de crear entornos seguros para su desarrollo. La falta de acción ante las advertencias sobre el comportamiento del ex capellán ha generado un clima de desconfianza y ha puesto en evidencia la necesidad de una mayor vigilancia y responsabilidad por parte de las instituciones educativas y religiosas. La lucha por la justicia y la protección de los menores continúa, y la comunidad espera que se tomen las medidas necesarias para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro.