La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica que afecta a un número creciente de personas en España, especialmente entre los jóvenes. Con aproximadamente 55,000 afectados y 2,000 nuevos diagnósticos anuales, la prevalencia de esta condición se sitúa entre 80 y 180 casos por cada 100,000 habitantes. La doctora Ana Belén Caminero, coordinadora del Grupo de Estudio de Esclerosis Múltiple de la Sociedad Española de Neurología, destaca que la enfermedad tiene un origen multifactorial, donde tanto los factores genéticos como los ambientales juegan un papel crucial. Uno de los factores más relevantes es la infección por el virus de Epstein-Barr, especialmente cuando se adquiere en la adolescencia o juventud. Este virus, presente en la mayoría de los adultos, puede desencadenar una respuesta anómala del sistema inmunológico en aquellos que desarrollan EM.
Además de la infección por Epstein-Barr, otros factores de riesgo incluyen niveles bajos de vitamina D, vivir en regiones con menor exposición solar, el tabaquismo y la obesidad durante la adolescencia. El perfil típico de los pacientes con esclerosis múltiple muestra que la enfermedad es más común en mujeres y en personas que residen lejos del ecuador. Aunque ninguno de estos factores por sí solo causa la enfermedad, su combinación puede influir en su aparición.
**Avances en el Diagnóstico y Tratamiento de la Esclerosis Múltiple**
El diagnóstico de la esclerosis múltiple ha mejorado significativamente en los últimos años. La doctora Caminero señala que, aunque las técnicas de neuroimagen, como la resonancia magnética, han avanzado, el uso más amplio y accesible de estas tecnologías ha permitido detectar la enfermedad en fases más tempranas. Esto ha facilitado el inicio de tratamientos más precoces, lo que a su vez puede modificar la evolución natural de la enfermedad y retrasar la discapacidad.
La concienciación tanto de los ciudadanos como de los médicos de atención primaria ha aumentado, lo que favorece una consulta más rápida ante los primeros síntomas. Aunque aún no existe un biomarcador único para confirmar el diagnóstico de EM, se han logrado progresos importantes en el análisis del líquido cefalorraquídeo y de la sangre, proporcionando información complementaria valiosa. Los criterios diagnósticos se han actualizado para ser más sensibles y específicos, mejorando así su valor predictivo y utilidad clínica.
La detección temprana y el tratamiento adecuado son cruciales para mejorar la calidad de vida de los pacientes. La doctora Caminero enfatiza que hoy en día es posible iniciar tratamientos más precoces, lo que permite no solo retrasar la discapacidad, sino también mejorar significativamente la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad.
**El Aumento de Casos en Adultos Jóvenes y los Desafíos del Diagnóstico Tardío**
Recientemente, se ha observado un aumento en los diagnósticos de esclerosis múltiple en personas jóvenes, especialmente en adultos entre 20 y 40 años. Sin embargo, esto no necesariamente indica un incremento en la incidencia de la enfermedad, sino que se debe a una detección más temprana gracias a la mayor concienciación y al acceso a tecnologías diagnósticas avanzadas.
Por otro lado, la esclerosis múltiple de inicio tardío, que se presenta en personas mayores, puede tener características diferentes. En estos casos, los síntomas suelen ser más motores, como debilidad o dificultades para caminar, y la progresión de la enfermedad tiende a ser más rápida. Además, las personas mayores a menudo tienen otras enfermedades asociadas, lo que puede complicar el diagnóstico y limitar las opciones de tratamiento. El riesgo de efectos secundarios con algunos medicamentos también es mayor en este grupo de edad, lo que requiere un enfoque más individualizado en el tratamiento.
El neurólogo desempeña un papel fundamental en el acompañamiento de los pacientes con esclerosis múltiple, no solo en el diagnóstico y tratamiento inicial, sino también en el seguimiento continuo para evaluar la evolución de la enfermedad y ajustar la medicación según sea necesario. La EM es una enfermedad crónica que puede afectar diversos aspectos de la vida del paciente, por lo que el neurólogo actúa como figura central en un equipo multidisciplinario, coordinando con rehabilitadores, psicólogos y otros profesionales de la salud.
Los cambios estacionales también pueden influir en los síntomas de la esclerosis múltiple. Por ejemplo, el calor excesivo puede provocar un empeoramiento temporal de síntomas como la fatiga y los problemas visuales, mientras que el frío puede aumentar la rigidez muscular. Por ello, es importante adaptar el entorno y los hábitos de los pacientes a las condiciones climáticas para mejorar su bienestar.
El futuro del tratamiento de la esclerosis múltiple parece prometedor. La doctora Caminero anticipa avances hacia una medicina más personalizada, donde cada paciente reciba la terapia más adecuada según su perfil y evolución. Con el desarrollo de biomarcadores y el uso de inteligencia artificial, se espera que el modelo de atención se vuelva más preventivo y centrado en el paciente, con el objetivo de no solo frenar la enfermedad, sino también preservar la calidad de vida y la autonomía de quienes conviven con ella.