Un reciente hallazgo en la Península Ibérica ha proporcionado una visión fascinante sobre el comportamiento simbólico de los neandertales. Un canto rodado de 43.000 años, encontrado en el abrigo rocoso de San Lázaro en Segovia, ha sido identificado como un objeto que no solo tiene importancia arqueológica, sino que también sugiere una capacidad de abstracción y simbolización en estos antiguos homínidos. Este descubrimiento se suma a la creciente evidencia de que los neandertales poseían habilidades cognitivas complejas, desafiando las percepciones tradicionales sobre su cultura y comportamiento.
El guijarro, datado en el Paleolítico Medio, presenta un punto de ocre que, tras un análisis exhaustivo, ha revelado la huella dactilar más antigua de Europa asociada a un pigmento. Este hallazgo no solo es significativo por su antigüedad, sino también por lo que implica sobre la intencionalidad detrás de su manipulación. Los investigadores sugieren que el guijarro podría representar una de las primeras simbolizaciones faciales humanas, lo que abre un nuevo capítulo en la comprensión de la vida y el pensamiento de los neandertales.
### Un Análisis Detallado del Guijarro
El canto rodado, de leucogranito y con dimensiones de 21.4 x 11.3 x 7.6 cm, fue descubierto durante excavaciones en julio de 2022. Este nivel, conocido como nivel H, ha proporcionado una rica industria lítica musteriense, caracterizada por herramientas como puntas y raederas, así como restos de fauna. Las dataciones por radiocarbono sitúan este nivel en torno a los 43.000 años calibrados antes del presente, lo que lo convierte en un contexto crucial para entender la vida de los neandertales en la región.
El análisis del guijarro fue realizado por un equipo multidisciplinar que utilizó técnicas avanzadas, incluyendo modelado tridimensional y espectroscopía de fluorescencia de rayos X. Estos métodos permitieron determinar que el punto rojo en la superficie del guijarro era, de hecho, ocre, un pigmento que se utilizaba en diversas culturas prehistóricas. La ausencia de marcas de uso funcional sugiere que el guijarro no fue utilizado como herramienta, lo que refuerza la idea de que su manipulación fue intencionada y simbólica.
Uno de los hallazgos más sorprendentes fue la identificación de una huella dactilar en el punto de ocre, visible solo a través de técnicas de análisis multiespectral. Este descubrimiento fue confirmado por expertos en identificación dermatoglífica, quienes encontraron características que sugieren que la huella podría pertenecer a un individuo adulto, posiblemente varón. Este hallazgo no solo es notable por su antigüedad, sino que también plantea preguntas sobre la identidad y el comportamiento de los neandertales que habitaron la región.
### Implicaciones del Comportamiento Simbólico
Los investigadores han propuesto dos hipótesis sobre el significado del guijarro. La primera sugiere que la adición del punto de ocre fue un acto intencional sin un significado complejo. Sin embargo, la selección del guijarro y la posición del punto de ocre hacen que esta opción sea menos probable. La segunda hipótesis plantea que el guijarro podría haber servido como un símbolo visual con un significado específico, implicando una forma de comunicación o expresión cultural.
La disposición de las cúpulas naturales en el guijarro, junto con el punto de ocre, podría interpretarse como una representación abstracta de un rostro humano, un fenómeno conocido como pareidolia. Esta interpretación sugiere que los neandertales no solo eran capaces de manipular objetos, sino que también podían crear representaciones simbólicas, lo que implica un nivel de pensamiento abstracto que se pensaba reservado solo para Homo sapiens.
Este hallazgo es un testimonio del potencial cognitivo de los neandertales y su capacidad para crear significado a través de la manipulación de materiales. La evidencia de comportamiento simbólico en los neandertales, que incluye el uso de pigmentos y la creación de adornos, refuerza la idea de que estos homínidos tenían una vida cultural rica y compleja. El guijarro de San Lázaro no solo es un objeto arqueológico, sino una ventana a la mente de los últimos neandertales que habitaron la Península Ibérica, ofreciendo una nueva perspectiva sobre su capacidad para el pensamiento simbólico y la creación de cultura.