La reciente emisión de un sketch en el programa ‘Malas Lenguas’ de TVE ha generado una ola de indignación entre periodistas y asociaciones de prensa. En este segmento, se presenta una parodia en la que un muñeco que representa a Adolf Hitler intenta acceder al Congreso de los Diputados, argumentando que tiene acreditación de «pseudoperiodista». Este contenido se emitió en un contexto político delicado, justo después de que el Congreso aprobara la tramitación de una reforma del Reglamento que restringe el acceso de los periodistas a las instalaciones parlamentarias.
La sátira, que pretendía ser una crítica humorística, ha sido interpretada por muchos como una forma de criminalización del periodismo crítico. La escena muestra un diálogo entre el muñeco disfrazado de Hitler y un agente de seguridad del Congreso, quien le impide la entrada al recinto alegando que «esto es la casa de la democracia». La representación ha sido considerada por varios sectores como un ataque a la libertad de prensa, especialmente en un momento en que se están discutiendo nuevas restricciones sobre el acceso de los medios a la información parlamentaria.
La reforma del Reglamento del Congreso, impulsada por el PSOE y sus socios, incluye nuevos criterios para la concesión y renovación de credenciales de prensa. Esta reforma ha sido objeto de críticas por parte de la oposición y de diversas organizaciones de periodistas, quienes advierten que podría llevar a una forma de censura indirecta. Las nuevas normas permitirían sancionar a los periodistas por «vulneraciones de las directrices y normas internas del Congreso», lo que ha levantado preocupaciones sobre la posibilidad de que se utilicen para limitar el acceso a la información.
El presentador del programa, Jesús Cintora, defendió el sketch como una sátira democrática, argumentando que busca reflejar el debate actual sobre los límites del periodismo en las instituciones. Sin embargo, la coincidencia entre la emisión del vídeo y la discusión sobre la reforma ha sido vista como un intento de desviar la atención de las preocupaciones legítimas sobre la libertad de prensa.
La reacción de los medios y periodistas ha sido contundente. Muchos consideran que el sketch refuerza un clima de hostilidad hacia la prensa crítica, especialmente en un contexto donde se están implementando medidas que podrían restringir el acceso a la información. Las asociaciones de prensa han calificado el conjunto de medidas como un «plan mordaza» del Gobierno, destinado a reducir el control público sobre la acción política en el Congreso. Esta situación ha llevado a un aumento de la tensión entre el poder legislativo y los medios de comunicación, lo que podría tener repercusiones significativas en la forma en que se informa sobre la política en España.
El debate sobre la libertad de prensa y la seguridad institucional se ha intensificado en los últimos meses. Mientras el Gobierno argumenta que las nuevas medidas son necesarias para garantizar el buen funcionamiento del Parlamento, muchos en el ámbito periodístico ven en ellas un retroceso en las garantías democráticas. La reforma del Reglamento del Congreso se espera que sea discutida en profundidad en los próximos meses, y hasta entonces, el clima de tensión entre la prensa y el poder legislativo seguirá siendo un tema candente en el debate político nacional.
En este contexto, la sátira emitida por TVE ha sido vista como un reflejo de la creciente polarización en el discurso político y mediático. La capacidad de los medios para informar de manera crítica y objetiva se encuentra en juego, y la forma en que se abordan estos temas en la televisión pública podría tener un impacto duradero en la percepción pública de la prensa y su papel en la democracia. A medida que se acerca la fecha de aprobación de la reforma, la comunidad periodística y la sociedad civil estarán atentas a cómo se desarrollan estos acontecimientos y qué implicaciones tendrán para la libertad de expresión en España.