La radiotelevisión pública andaluza, Canal Sur, ha sido objeto de críticas en los últimos años por su manejo de la cobertura informativa, especialmente en lo que respecta a las tradiciones culturales y religiosas de las distintas provincias de Andalucía. En particular, la Semana Santa ha sido un tema recurrente en el que se ha evidenciado un claro sesgo hacia las hermandades de Sevilla y Málaga, dejando en un segundo plano a otras provincias como Granada, Córdoba, Jaén, Almería, Cádiz y Huelva. Esta situación ha generado un debate sobre la equidad y la representación en los medios públicos, que deberían reflejar la diversidad cultural de la comunidad autónoma.
La historia de Canal Sur se remonta a 1989, cuando se inauguró con la promesa de ofrecer un servicio público de calidad, basado en principios de rigor, veracidad y objetividad. Sin embargo, a lo largo de los años, muchos andaluces han sentido que esta promesa no se ha cumplido. En lugar de ser un canal que represente a todos los andaluces, Canal Sur ha sido percibido como un medio que favorece a ciertos grupos políticos y culturales, lo que ha llevado a una creciente desconfianza entre la audiencia.
Uno de los episodios más recientes que ha avivado esta controversia ocurrió durante el Jubileo de las Cofradías en Roma, donde Canal Sur realizó un despliegue desmesurado para retransmitir la procesión de dos pasos de Semana Santa: la Esperanza de Málaga y el Cachorro de Sevilla. Este evento, que atrajo la atención de muchos, dejó en la sombra a la Semana Santa de Granada, que cuenta con un patrimonio cofrade de primer nivel y está declarada de Interés Turístico Internacional. La ausencia de cobertura adecuada para las tradiciones granadinas ha sido un punto de frustración para muchos, quienes sienten que su cultura y tradiciones están siendo ignoradas.
La crítica se intensifica al observar que, en años anteriores, Canal Sur ha repetido retransmisiones de eventos de Sevilla en lugar de ofrecer una cobertura en vivo de las festividades granadinas. En 2023, por ejemplo, cuando la lluvia obligó a cancelar los desfiles de la “Madrugá” en Sevilla, la RTVA optó por repetir los desfiles del año anterior, ignorando la rica tradición de Granada. Este patrón de desatención ha llevado a muchos a cuestionar la imparcialidad de Canal Sur y su compromiso con la diversidad cultural de Andalucía.
El uso de recursos públicos para cubrir eventos de manera desproporcionada también ha sido un tema de debate. Para la retransmisión desde Roma, Canal Sur envió un equipo de más de 50 personas, incluyendo tres unidades móviles y 19 cámaras, un despliegue que muchos consideran excesivo para un evento que no representa a toda la comunidad andaluza. Este tipo de decisiones plantea preguntas sobre la gestión de los recursos públicos y la responsabilidad de los medios de comunicación en la representación equitativa de todas las provincias.
La Junta de Andalucía, como responsable de Canal Sur, también ha sido objeto de críticas. Muchos se preguntan qué papel juega el gobierno en estas decisiones y si realmente se está promoviendo una imagen de igualdad territorial a través de la televisión pública. La percepción de que Canal Sur actúa como un escaparate al servicio de intereses locales muy concretos ha llevado a un creciente descontento entre los ciudadanos que sienten que su voz no está siendo escuchada.
La falta de representación de las tradiciones de Granada y otras provincias andaluzas no solo afecta a la cobertura informativa, sino que también tiene un impacto en el imaginario colectivo de lo que se considera “lo andaluz”. La televisión pública, en lugar de ser un canal comprometido con la pluralidad y la cohesión territorial, parece estar perpetuando un sesgo que favorece a ciertas regiones en detrimento de otras. Este fenómeno no es nuevo, pero la repetición constante de este patrón ha llevado a muchos a exigir un cambio.
La situación actual plantea un desafío importante para Canal Sur y la Junta de Andalucía. La televisión pública debería ser un reflejo de la diversidad cultural y social de la comunidad autónoma, y no un medio que favorezca a unos pocos. La necesidad de una cobertura más equitativa y justa es imperativa, no solo para restaurar la confianza en los medios públicos, sino también para garantizar que todos los andaluces se sientan representados y valorados. La televisión pública tiene la responsabilidad de corregir su rumbo y ofrecer una cobertura que refleje la riqueza y diversidad de las tradiciones andaluzas, asegurando que cada provincia tenga su lugar en la narrativa cultural de la región.