La cumbre bilateral entre Ucrania y Rusia, programada para este jueves en Estambul, enfrenta serias dudas sobre su viabilidad. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha dejado claro que no se reunirá con ningún representante ruso que no sea Vladimir Putin. Por su parte, el Kremlin aún no ha confirmado si Putin asistirá a la reunión, lo que añade incertidumbre a un encuentro que podría ser crucial para la paz en la región.
Zelensky ha manifestado su disposición a participar en la cumbre, enfatizando que Ucrania siempre ha apoyado la diplomacia. Sin embargo, ha señalado que el silencio de Moscú ante la propuesta de una reunión directa es preocupante. Su asesor presidencial, Mijailo Podoliak, ha sido más contundente al afirmar que Zelensky no aceptará reunirse con líderes rusos de menor rango, subrayando que «ese no es el formato» adecuado para las negociaciones.
El jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andrí Yermak, también ha expresado que si Putin no asiste a la reunión, esto enviará un mensaje claro al mundo sobre la falta de interés de Rusia en alcanzar la paz. «Hemos confirmado que el presidente Zelensky está listo y estará en Turquía. Si Vladimir Putin rechaza ir, será la señal definitiva de que Rusia no quiere poner fin a la guerra», ha declarado Yermak.
La ambigüedad del Kremlin es notable, ya que su portavoz, Dimitri Peskov, ha indicado que «la parte rusa sigue preparándose para las negociaciones», sin aclarar quién formará parte de la delegación. Esta falta de claridad es preocupante, especialmente dado que fue Putin quien inicialmente propuso que Ucrania iniciara contactos directos en Estambul. Sin embargo, la presión de los países occidentales parece no ser suficiente para que el líder ruso acepte la reunión cara a cara con Zelensky.
En medio de esta tensión, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha llegado a Arabia Saudí y ha expresado su apoyo a un posible encuentro entre Putin y Zelensky, incluso ofreciendo actuar como mediador. Esta propuesta ha sido recibida con escepticismo, dado el historial de Trump en la política internacional y su relación con ambos líderes.
El ministro de Exteriores alemán, Johann Wadephul, ha advertido a Rusia sobre las posibles consecuencias si no envían representantes a la cumbre. «Rusia está llamada a responder, no puede dejar la silla vacía. Si realmente están interesados en la paz, deben asistir a la reunión», ha afirmado Wadephul.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anfitrión de la cumbre, también ha expresado su esperanza de que esta oportunidad no se desperdicie. Erdogan ha manifestado su «sincera fe» en que el encuentro entre Putin y Zelensky podría ser un paso hacia la negociación de la paz.
Mientras tanto, los ataques rusos en Ucrania continúan, lo que complica aún más el panorama. Rusia ha rechazado la propuesta de Zelensky de un alto el fuego de 30 días, y los bombardeos han persistido en varias regiones, incluyendo Donbás, Zaporiyia y Jersón. La Fuerza Aérea de Kiev ha informado de ataques aéreos rusos y ha logrado interceptar drones kamikaze en la región de Nicolaiev.
Zelensky ha lamentado la falta de una respuesta clara de Rusia a las propuestas de alto el fuego, insistiendo en que la guerra debe terminar. «No tiene sentido continuar con la matanza», ha declarado, enfatizando la necesidad de que Rusia ponga fin a las hostilidades.
El Kremlin, por su parte, ha indicado que cualquier acuerdo de alto el fuego debe estar condicionado a que Ucrania detenga la recepción de armamento de sus aliados occidentales. Esta postura refleja la complejidad de las negociaciones y la falta de confianza entre ambas partes.
La situación en Ucrania sigue siendo crítica, y la cumbre de Estambul podría ser un punto de inflexión, dependiendo de la disposición de Putin para participar y de la respuesta de Zelensky ante las condiciones impuestas por Rusia. La comunidad internacional observa con atención, esperando que se logre un avance hacia la paz en un conflicto que ha causado un sufrimiento inmenso en la región.