Estambul se prepara para acoger un encuentro crucial que busca establecer un alto el fuego en el conflicto entre Rusia y Ucrania, pero la notable ausencia de los presidentes Vladimir Putin y Volodímir Zelensky ha generado incertidumbre sobre el futuro de las negociaciones. Este encuentro, que originalmente estaba programado para el jueves, ha sido reprogramado y se llevará a cabo sin la presencia de los líderes de ambos países, lo que ha suscitado diversas interpretaciones sobre las intenciones de Putin.
El Ministerio de Exteriores turco ha confirmado que, además de las delegaciones de Ucrania y Rusia, Estados Unidos también participará en la reunión. Sin embargo, la estructura exacta de este encuentro trilateral aún no ha sido definida. Para muchos analistas de geopolítica, la decisión de Putin de no asistir es un movimiento estratégico que busca aumentar la tensión y ganar tiempo en el frente, con el objetivo de consolidar territorios antes de entrar en negociaciones más favorables.
Zelensky, por su parte, llegó a Estambul el jueves para reunirse con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Tras una conversación que describió como positiva, el mandatario ucraniano decidió no participar en la reunión y delegó la representación de su país a su ministro de Defensa, Rustem Umérov. Esta decisión se tomó en respuesta a la ausencia de Putin, lo que llevó a Zelensky a calificar la composición del equipo ruso como una «farsa».
Desde Estados Unidos, el secretario de Estado, Marco Rubio, también se trasladó a Ankara para apoyar el proceso de negociación, aunque las expectativas de un avance significativo parecen escasas. El expresidente Donald Trump, quien se encontraba en Abu Dabi, insinuó que no se lograrían progresos hasta que él y Putin se reunieran en persona, lo que añade otra capa de complejidad a la situación.
La delegación rusa, encabezada por Vladímir Medinski, asesor presidencial en temas culturales, no incluye a altos funcionarios del gobierno, lo que ha generado críticas sobre la seriedad de la representación rusa. Medinski ya había liderado las conversaciones en 2022, pero su presencia en esta ocasión ha sido recibida con escepticismo por parte de Ucrania.
Zelensky ha expresado su deseo de alcanzar un alto el fuego de al menos 30 días, con la supervisión de observadores turcos y estadounidenses. Sin embargo, su oferta de reunirse personalmente con Putin en Estambul fue rechazada, lo que ha llevado a un intercambio de críticas entre ambos lados. El canciller ruso, Serguéi Lavrov, descalificó a Zelensky por exigir la presencia de Putin, mientras que la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, se refirió al presidente ucraniano de manera despectiva.
A pesar de las tensiones, Zelensky ha manifestado su disposición a avanzar en un acuerdo técnico que permita un alto el fuego, incluso sin la presencia de los líderes. Sin embargo, ha advertido que la falta de presión sobre Rusia para poner fin al conflicto podría obstaculizar cualquier avance significativo. «Rusia no siente la necesidad de poner fin [a la guerra], lo que significa que no hay suficiente presión política, económica y de otro tipo sobre la Federación Rusa», declaró Zelensky, quien también ha solicitado sanciones adicionales si no se logran decisiones serias en las negociaciones.
El panorama actual sugiere que las negociaciones de paz en Estambul se desarrollarán en un contexto de desconfianza y tensiones acumuladas, con la ausencia de los líderes como un factor que podría complicar aún más la situación. La comunidad internacional observa con atención, esperando que este encuentro pueda abrir una puerta hacia la paz, aunque las expectativas son moderadas ante la falta de compromiso de los principales actores del conflicto.