El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, se dirige a Turquía para participar en conversaciones sobre la paz en medio del conflicto con Rusia. Sin embargo, las ausencias notables de Vladimir Putin y Donald Trump han generado incertidumbre sobre el futuro de estas negociaciones. A pesar de que Zelensky había condicionado su presencia a la asistencia de Putin, ha decidido continuar con su viaje a Ankara, donde se reunirá con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
La delegación rusa estará representada por altos funcionarios, incluyendo al asesor presidencial Vladímir Medinski y el viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov. Por parte de Estados Unidos, el secretario de Estado Marco Rubio liderará la representación, acompañado por enviados especiales. Aunque la ausencia de Putin y Trump plantea dudas sobre la efectividad de las conversaciones, ambos países han enviado delegaciones para expresar sus intereses en el proceso.
Zelensky ha suspendido temporalmente su reunión con Moscú, esperando evaluar la situación tras su encuentro con Erdogan. La diplomacia ucraniana ha indicado que la decisión sobre cómo proceder dependerá de las discusiones en Turquía. «No sabemos qué va a ocurrir. Esperemos a lo que anuncie nuestro presidente tras su reunión en Ankara», han comentado fuentes cercanas al mandatario.
Las expectativas de un acuerdo de paz son bajas, ya que tanto Moscú como Kiev han manifestado su disposición a dialogar, pero las diferencias en sus posiciones son significativas. Ucrania ha solicitado un alto el fuego incondicional de un mes, que ha sido rechazado por Rusia. Por su parte, Kiev también ha desestimado una tregua de tres días ofrecida por Moscú, lo que complica aún más la posibilidad de un acuerdo.
En el ámbito territorial, las tensiones persisten. Rusia se niega a renunciar a los territorios ucranianos que ha controlado desde el inicio de la invasión, como el Donbás y Jersón, considerándolos una «línea roja». Ucrania, por su parte, sostiene que cualquier concesión territorial violaría su constitución. Además, Kiev exige mayores garantías de seguridad de sus aliados, pero tanto Rusia como Estados Unidos han mostrado reticencias a apoyar su entrada en la OTAN, lo que ha llevado a Ucrania a proponer mecanismos de protección similares a los de Corea del Sur o Japón.
Turquía, que ha mantenido una postura ambigua en el conflicto, busca posicionarse como mediador. Aunque ha condenado la invasión rusa, no ha impuesto sanciones a Moscú y ha mantenido canales de comunicación abiertos. Esta situación le otorga a Ankara un papel relevante en las negociaciones, aunque el éxito de las mismas sigue siendo incierto.
Las tensiones continúan en el terreno, con ataques que no cesan a pesar de los intentos de diálogo. La situación en Ucrania sigue siendo crítica, y las negociaciones en Turquía podrían ser un punto de inflexión o, por el contrario, un nuevo estancamiento en el conflicto. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos encuentros, esperando que se logre algún avance hacia la paz en la región.