La situación en el barrio Buenos Aires de Maliaño se ha vuelto insostenible para alrededor de 300 vecinos que llevan más de dos meses sin suministro de gas. Lo que comenzó como un problema técnico tras un desprendimiento de fachada se ha transformado en una crisis doméstica que afecta a numerosas familias. Desde el 7 de marzo, cuando parte de la fachada del edificio se vino abajo, los residentes han tenido que adaptarse a una vida sin gas, utilizando métodos improvisados para calentar agua y cocinar.
El problema se originó cuando un desprendimiento de la fachada del portal 4 dañó la conducción general de gas del edificio. Aunque el seguro del inmueble actuó rápidamente para reparar los daños visibles, el suministro de gas nunca se restableció. Los vecinos han realizado decenas de llamadas y han recibido promesas incumplidas, pero la situación sigue sin resolverse.
**Desesperación y Adaptación**
La desesperación de los vecinos es palpable. David, uno de los afectados, expresa su frustración: «Desde el 7 de marzo no tengo gas. Tengo un hijo de tres años y lo tengo que bañar a calderos. Me compré una vitrocerámica, un termo eléctrico… Y el otro día hasta me quedé sin luz por la sobrecarga. Esto no es vivir, es sobrevivir.» Esta situación ha llevado a muchas familias a asumir costes imprevistos para adaptar sus hogares. Algunos han optado por instalar termos eléctricos o cocinas portátiles, mientras que otros han recurrido a soluciones más arriesgadas, como cocinar con camping gas o improvisar sistemas caseros.
La falta de comunicación con la empresa suministradora, Nortegas, ha exacerbado la frustración de los residentes. Según los vecinos, las explicaciones sobre la falta de suministro han sido escasas y poco claras. La empresa alega que no ha recibido la autorización necesaria para reactivar el servicio, pero no proporciona detalles sobre los criterios técnicos que impiden la reanudación del suministro. Esta falta de transparencia ha dejado a los vecinos en un limbo, sin saber cuándo podrán volver a tener gas en sus hogares.
**Una Comunidad Afectada**
El corte de gas afecta a 60 viviendas en el barrio, lo que implica que más de 300 personas están viviendo en condiciones precarias. Muchas de estas familias incluyen niños pequeños, personas mayores o individuos con movilidad reducida, lo que hace que la situación sea aún más crítica. La comunidad ha intentado organizarse para hacer frente a la crisis. Recientemente, más de 80 vecinos se reunieron en la plaza central del barrio para compartir su frustración y exigir soluciones. Sin embargo, la respuesta de las autoridades ha sido mínima.
La visita del alcalde de Camargo, Diego Movellán, fue vista como un gesto simbólico sin consecuencias reales. Aunque escuchó las quejas de los vecinos, les explicó que, al tratarse de una empresa privada, su capacidad de intervención es limitada. Esta falta de acción por parte de las autoridades ha dejado a los residentes sintiéndose desamparados y sin opciones.
La situación ha llevado a un aumento de la tensión en la comunidad. Algunos vecinos han expresado su preocupación de que la frustración acumulada podría llevar a situaciones más graves si no se encuentra una solución pronto. La falta de un plazo claro para la reactivación del servicio ha agotado la paciencia de muchos, que solo desean recuperar lo esencial: la posibilidad de ducharse, cocinar y calentar sus hogares sin depender de soluciones improvisadas.
La crisis de suministro de gas en Maliaño es un claro ejemplo de cómo un problema técnico puede escalar a una crisis comunitaria. Los vecinos no están pidiendo compensaciones millonarias ni buscando culpables; simplemente quieren recuperar su dignidad y la capacidad de vivir con lo mínimo. La situación actual pone de manifiesto la necesidad de una respuesta más efectiva por parte de las autoridades y de la empresa suministradora para garantizar que los derechos básicos de los ciudadanos sean respetados.