El eurodiputado Alvise Pérez, líder del partido ‘Se acabó la fiesta’ (SALF), se encuentra en medio de una intensa controversia tras su elección en las elecciones europeas de 2024. A pesar de haber obtenido tres escaños en el Parlamento Europeo, la relación entre Pérez y sus dos compañeros de lista, Nora Junco y Diego Solier, se ha deteriorado drásticamente. Desde su elección, Pérez ha manifestado su descontento con ambos, acusándolos de traición y de buscar únicamente beneficios económicos a costa de su cargo.
Pérez, quien ocupa el primer puesto en la lista de SALF, ha utilizado sus plataformas en redes sociales para criticar abiertamente a Junco y Solier. Según él, ambos eurodiputados han traicionado la confianza de los 800,000 votantes que apoyaron a su partido. Asegura que su traición se manifiesta en su voto en contra de algunas de sus propuestas y en su cercanía con otras formaciones políticas, especialmente con el Partido Popular (PP) español.
El eurodiputado ha denunciado que Junco y Solier se aferran a sus cargos debido a los altos salarios y dietas que reciben, que, según él, ascienden a más de 10,000 euros mensuales, además de otros beneficios. Esta situación ha llevado a Pérez a exigir públicamente su dimisión, argumentando que los ciudadanos no deben permitir que los representantes electos actúen con impunidad.
En su discurso, Pérez ha enfatizado que la traición de sus ex compañeros no solo afecta a su partido, sino que también representa una falta de respeto hacia los votantes que confiaron en ellos. Ha señalado que Junco y Solier han comenzado a negociar con el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), lo que él considera un acto de transfuguismo político. Esta situación ha generado un clima de tensión en el Parlamento Europeo, donde Pérez se ha mantenido como ‘no inscrito’ en ningún grupo, distanciándose de las formaciones tradicionales.
Para agravar la situación, Pérez ha lanzado una serie de ataques mediáticos contra Junco y Solier, utilizando su canal de Telegram y otras redes sociales para difundir información que podría perjudicar su imagen pública. Ha compartido detalles sobre la vida personal de Junco, acusándola de gastar grandes sumas de dinero en eventos de lujo, lo que, según él, contrasta con la promesa de austeridad que hicieron durante la campaña electoral.
Por su parte, Junco y Solier han respondido a las acusaciones de Pérez, defendiendo su actuación en el Parlamento y negando cualquier pacto con el PP o el ECR. Solier, en particular, ha denunciado que Pérez ha estado utilizando tácticas de intimidación y desprestigio para mantener el control sobre ellos. Asegura que su intención siempre ha sido trabajar en beneficio de los ciudadanos y que las acusaciones de Pérez son infundadas.
El conflicto ha escalado a tal punto que ambos eurodiputados han cerrado sus perfiles en redes sociales para evitar el acoso mediático y las críticas constantes. Sin embargo, Pérez no parece dispuesto a cesar en su campaña de desprestigio, lo que ha llevado a un ambiente de hostilidad en el Parlamento Europeo.
Este enfrentamiento no solo pone de relieve las tensiones internas dentro del partido SALF, sino que también plantea preguntas sobre la ética y la responsabilidad de los representantes electos. La situación actual refleja un fenómeno común en la política contemporánea, donde las luchas de poder y las disputas personales pueden eclipsar las necesidades y preocupaciones de los votantes.
Mientras tanto, el futuro de Pérez, Junco y Solier en el Parlamento Europeo sigue siendo incierto. La presión pública y las acusaciones mutuas han creado un escenario complicado que podría tener repercusiones en sus carreras políticas. A medida que la situación se desarrolla, los ciudadanos observan atentamente cómo se desenvuelven estos conflictos en el ámbito político europeo.