El ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue ingresado de urgencia en un hospital de Santa Cruz, en el norte del país, debido a un fuerte dolor estomacal. Este incidente ocurrió el viernes 11 de abril de 2025, mientras Bolsonaro se encontraba en una gira política en la región, buscando apoyo para un proyecto de amnistía dirigido a los ultraderechistas condenados por su participación en el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023.
Tras ser atendido inicialmente en Santa Cruz, Bolsonaro fue trasladado en helicóptero a un centro médico en Natal, la capital del estado de Río Grande do Norte. Fuentes cercanas al ex mandatario informaron que su estado se había estabilizado, aunque se le realizarían más evaluaciones en Natal. El diputado del Partido Liberal (PL), Luciano Zucco, comunicó a través de sus redes sociales que las noticias sobre la salud de Bolsonaro eran positivas y que ya se sentía mejor.
Este episodio de malestar estomacal no es aislado; Bolsonaro ha enfrentado problemas digestivos recurrentes desde que sufrió un apuñalamiento en 2018, durante su campaña presidencial. Este ataque le causó serias complicaciones en el tracto digestivo, lo que ha llevado a múltiples intervenciones quirúrgicas a lo largo de los años. A sus 70 años, el ex presidente continúa lidiando con las secuelas de aquel atentado, que ha marcado su salud desde entonces.
La gira política de Bolsonaro tenía como objetivo consolidar su base de apoyo y promover la amnistía para aquellos que participaron en el asalto a las instituciones del Estado en Brasilia. Este intento de golpe fue un momento crítico en la política brasileña, y Bolsonaro ha sido señalado como uno de los principales instigadores de esos eventos, lo que ha llevado a su actual situación legal ante la Corte Suprema de Justicia.
El contexto de su hospitalización también resalta la tensión política en Brasil, donde el ex presidente ha mantenido un perfil activo a pesar de los desafíos legales que enfrenta. Su búsqueda de apoyo para la amnistía refleja su intención de recuperar influencia en un panorama político que ha cambiado significativamente desde que dejó el cargo en 2022.
La salud de Bolsonaro ha sido un tema de interés no solo para sus seguidores, sino también para sus detractores, quienes observan de cerca cada uno de sus movimientos y declaraciones. A medida que se desarrollan los acontecimientos, la atención se centra en cómo su estado de salud podría afectar sus planes políticos futuros y su capacidad para movilizar a sus seguidores en un momento en que la polarización en Brasil sigue siendo intensa.
Mientras tanto, el ex presidente continúa siendo una figura polarizadora en la política brasileña, y su hospitalización ha generado reacciones diversas en las redes sociales, donde tanto sus partidarios como sus opositores han expresado sus opiniones sobre su estado de salud y su futuro político. La situación de Bolsonaro es un recordatorio de la fragilidad de la salud y la política, y cómo ambos pueden entrelazarse de maneras inesperadas.